Un relato en el que Martín Gaite ha conseguido una ficción muy amena gracias a sus dotes de hábil narradora.Sara Allen es una niña de diez años que vive en Brooklyn. Su mayor deseo es el de ir sola a Manhattan para llevar a su abuela una tarta de fresa. La abuela de esta moderna Caperucita ha sido cantante de music-hall y se ha casado varias veces.Ver otros libros del especial Lecturas Juveniles
Fantasía tipo "Alicia en el país de las maravillas". Sara, la protagonista, es una niña de 10 años dulce y precoz. En mi opinión no alcanza el nivel de las otras novelas de la autora, pero se deja leer muy fácilmente. ¡Hasta la próxima leed ores!
Un retelling ameno y curioso sobre el cuento de caperucita roja. Digamos que es la versión adulta de la niña de capa roja enfocado a temas como la libertad y amor propio. Una lectura amena para una tarde de té.
Primera obra que leo de Carmen Martín Gaite. Me ha gustado bastante el tono jocoso e infantil, así mismo cómo refleja la autora la soledad de las ciudad así como los personajes pintorescos y peligrosos que puedes encontrar en ella. Destaca el valor de Sara Allen, que se va sola y con cualquiera, comparándolo con el de Caperucita. Creo que el libro hubiese ganado más dando un mayor papel a Aurelio, el librero., ya que es un personaje que influye mucho en Sara Allen. La niña ansía la libertad creándose su propio mundo, ya que el ambiente familiar es desastroso.
Porque las cosas y las personas que sólo se han visto con los ojos de la imaginación pueden seguir viviendo y siendo iguales, aunque desaparezcan en la realidad.
“Y no olvides una cosa -le dijo Miss Lunatic- . No hay que mirar nunca para atrás. en todo puede surgir una aventura. Pero ante las ansias de la nueva aventura, hay como un miedo por abandonar la anterior. Plántale cara a ese miedo.”
Pero ¿a qué llaman vivir? Para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas,sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras, compartir con los vivos un vaso de vino o un trozo de pan,acordarse con orgullo de la lección de los muertos, no permitir que nos humillen......
-Hija, no nos da tiempo a nada-dijo la abuela. Fue media hora que se pasó en un vuelo. Como el tiempo de los sueños. Miranfú.