BAUMGARTNER

Me ha gustado retomar de nuevo a Auster después de unos años, y eso que no guardaba un grato recuerdo del anterior libro que leí de él. “4 3 2 1” me pareció un despropósito de lectura. No recuerdo un libro que me hiciera retroceder tanto continuamente para entender y saber a qué personaje se refería el autor. Sus mil páginas me parecieron mil quinientas. Hasta llegué a plantearme no volver a leer a Auster. Así que el dicho de “Nunca digas nunca jamás” se me puede aplicar perfectamente. Pero “Baumgartner” es una novela que nada tiene que ver con la anterior. Es un relato sobrio y muy bien construido y sus pocas más de doscientas cincuenta páginas lo hacen muy ameno. Sy Baumgartner es un hombre de 71 años, viudo desde hace nueve años y profesor de Filosofía que lucha con los desafíos del envejecimiento y el paso del tiempo. En un día de esos que todo parece salirle mal, con algún accidente doméstico de poca importancia y algún que otro contratiempo, se va dando cuenta de que ya no puede permitirse el lujo de ser vacilante e indeciso con su vida. Sy, que se encuentra en un momento de su vida en el que la jubilación se avecina, comienza a reflexionar y profundizar en sus recuerdos. Sus cuarenta años de convivencia con Anna, su mujer y el gran amor de su vida, fallecida nueve años antes en un accidente en la playa, sus años de estudiante o sus padres emigrantes. La novela es en sí un océano de recuerdos que podrían convertirse en una diatriba arisca, pero en cambio, se convierte en una resiliencia a la adversidad. Pero no todo en Sy son recuerdos y vivencias pasadas.También está el presente, donde se replantea reorganizarse y compartir los años que le puedan aún quedar. Una lectura que sin ser una exquisitez me ha gustado bastante.

He tenido que rumiar mucho esta reseña. Es de esos libros que al acabar no sabes si te ha gustado o no. Pensando un poco, la lectura ha sido como la curva de la felicidad. No como la pancita cervecera, no. Como el gráfico en forma de "U". Comienza en todo lo alto, con la presentación de un protagonista, profesor de filosofía, culto, bien situado, que afronta la recta final de su vida con una melancólica resignación tras perder en un fatal accidente a su compañera de vida. Auster retrata de forma sublime hechos cotidianos e intrascendentes dotándolos de tal humanidad que no puedes más que hacerlos tuyos. Va transcurriendo la novela rememorando el pasado del protagonista cuando me doy cuenta que me estoy aburriendo. Llegan unos pasajes a los que no les encuentro sentido. Seguramente debe haber una metaliteratura en la que no soy capaz de penetrar. Ninguna línea de un libro se ha escrito sola. Todo se escribe por alguna razón en el nivel en el que están situados autores de la categoría de Auster. Pero como no está hecha la miel para la boca del asno, mi mente se pierde y divaga leyendo párrafos que son para mi intrascendentes. Pero la curva comienza su ascenso en un momento puntual en el que aparece un nuevo personaje y la historia remonta el vuelo de tal forma que el final consigue crearme una angustia que hacía tiempo no sentía leyendo un libro. Sensación agridulce me deja esta novela. Auster es un maestro porque con el desenlace del libro me ha llevado como ha querido y ha vapuleado mi mente como si fuera de trapo. Pero me he perdido un tercio de libro. A pesar de todo, recomendable novela.

A veces uno está receloso de volver a autores del pasado, pero este Auster que uno se reencuentra parece haber madurado tanto como uno y es gustoso volver a leerlo, y disfrutar de esa especial habilidad de entretejer historias dentro de una historia, pues creo que así es este libro, un amalgama de personajes en torno a la figura del personaje principal, que rebusca en su pasado, que nos plantea su presente y su busqueda de futuro en la tercera edad, donde uno no deja de encontrar razones para seguir....!Bravo Auster! Suena a despedida, espero que no lo sea. Y suena a un brindis por el amor, lo único que puede salvarnos....