¿Alguna vez has soñado con desaparecer? Adam, sí. No deja de hacerlo. Cuando se levanta, cuando se acuesta, cuando respira. Cada segundo de su existencia en el que se da cuenta de que Ella ya no está. ¿Alguna vez has vivido como si todo fuera un sueño? April, sí. No deja de hacerlo. Cuando hornea galletas para el grupo de terapia del señor Campbell, cuando observa a su hermano Otto crear música con una simple lata, cuando ve a Adam por primera vez. ¿Pueden tener algo en común un chico que solo vive entre sueños y una chica que solo sueña despierta? ¿Y una chica que cree tener el don de romper el corazón a los demás y un chico que lo tiene de piedra? Quizá aún haya esperanza para ellos; quizá, juntos, sean capaces de matar monstruos de la mano y de conseguir que los planetas dejen de girar.
Otto, al que muchos colgaban la etiqueta de "chico especial", pero no por todo lo que brillaba, sino por esas cosas diferentes que el resto no comprendía.
Las cosas solo son cosas. Igual que los lugares. Solo depende del valor y del peso que queramos darles.
Quizá la suerte no consistía en encontrar un trébol de cuatro hojas, sino en encontrar a una persona capaz de prestarte sus lados rotos para que tu completes los tuyos...