El continente americano guarda en su interior algunos de los más ricos tesoros culturales de la humanidad. Llanuras inabarcables a la vista, valles profundos, cordilleras agrestes, selvas impenetrables y desiertos inhóspitos han sido los escenarios donde han surgido numerosos pueblos, culturas y civilizaciones. Todos ellos han sabido adaptarse a una naturaleza excesiva, exuberante, casi desmesurada. La consecuencia es un vasto y heterogéneo conjunto de culturas, con niveles de organización y desarrollo muy diversos.