ALAS NEGRAS

Seguros en lo alto de su montaña, los ángeles se creen los reyes del mundo; piensan que lo dominan todo y que nada puede escapar de su aguda mirada. Pero las nubes les impiden contemplar lo que sucede a ras del suelo. Estamos demasiado lejos como para verlo.

No le importaba que su corazón se acelerara. La primera vez que eso había sucedido, un joven de sonrisa pícara había sido el culpable; y, aunque entonces ella era adulta, había sentido que volvía a nacer, o quizá, que en aquel instante comenzaba a vivir de verdad.

Lo que quiero es que te conozcas y que te aceptes a ti misma, Ahriel. Y sé que, aunque aparentas estar muy segura de lo que haces, y de quién eres y cómo eres, en el fondo de tu corazón continúas dudando.

Daría mi vida por vos una y mil veces sin dudarlo un instante. Sería capaz de destruir un millón de mundos con tal de manteneros a salvo, mi reina.

El mayor logro de un ángel no consiste en ser el mejor guerrero, sino en conseguir que en el mundo en el que habita nunca sea necesario empuñar las armas.

Creemos en nosotros mismos. En nuestra capacidad para cambiar el mundo. Y creemos también en las personas. Humanos, ángeles...da igual. Lo importante es ser capaces de salir adelante, no importa lo duro que parezca el camino.