Sinopsis de YO, CLAUDIO

Novela basada en las historias de Tácito, Plutarco y las Vidas de los doce césares de Suetonio. Llegado a los últimos años de su vida y temeroso de caer asesinado víctima de una conspiración, el emperador Claudio (o" Clau-Clau-Claudio" , o" Claudio el idiota" ) decide consignar por escrito su larga y azarosa vida desde los días en que gobernaba su tío abuelo Augusto, a cuya sombra su esposa Livia movía los hilos del poder. En esta novela inolvidable vemos desfilar delante de nosotros todo el esplendor y miseria de los primeros años del Imperio Romano, embarcado muy pronto en una espiral de conspiraciones, crueldad y violencia bajo los reinados del taciturno Tiberio y del extravagante Calígula.

32 reseñas sobre el libro YO, CLAUDIO

Este libro me gustó mucho, está muy bien estructurado, es fluido, y el personaje principal, Claudio, posee una voz clara, fuerte y consistente que describe a la perfección los detalles implícitos en la historia de cada personaje. Es fácil imaginar que todo lo descrito en el libro, sin saltarse ni una tilde pudo realmente haber ocurrido en la vida de estos personajes del Imperio Romano, aún cuando muchas de las cosas puedan ser netamente invención del autor. Robert Graves logró construir una historia muy interesante con personajes memorables y circunstancias que te envuelven y te trasladan a la época romana en la que el veneno podía coronar nuevos emperadores. Cada escenario está muy bien descrito y definido para la mente del lector. He de admitir que me tomó algo de tiempo leerlo debido a su grosor y a mi escasa línea de tiempo para leer en este momento pero lo disfruté mucho y lo recomiendo para los amantes de las novelas históricas, o para todos aquellos amantes de la lectura en general.


Lo leí movido por el interés que me produjo ver la magnífica serie de la BBC. Me enganchó desde la primera página por su prosa, erudicción y amenidad.


En una increíble narración, cuenta la leyenda que el autor supuestamente en un sueño se encontró con el emperador Claudio y le pidió que escriba sobre él. Así desarrolló esa fantástica obra literaria que no solo describe como novela histórica la vida del imperator, sino que al hacerlo se relata como fue el fenómeno cultural, social, económico y sociológico de la dinastía Julia-Claudia. Altamente recomendable su lectura sumado a la capacidad superlativa de Robert Graves a la hora de redactar.


Una novela histórica escrita en primera persona eso ya atrapa . La dinastía Julio-Claudia es la más famosa de los emperadores Romanos. Claudio lo que hoy llamaríamos un discapacitado fue un erudito un gran historiador sino el mejor luego sería un gran Gobernante militar e ingeniero . Sufrió el desprecio por ser tullido de su familia y de la sociedad hasta que murió. Sufrió todo tipo de burlas incluso de parte de los Senadores siendo él un Emperador. Nunca pensó en ser Emperador y sin embargo lo fue. En la segunda parte Claudio el Dios y su esposa Mesalina Robert Graves hace gala de como el poder corrompe hasta al más honorable y buen gobernante. Que fácil es pasar de querer al pueblo y hacer todo para que este bien a ser un tirano. Que una vez en el poder no se puede confiar en nadie solo en uno mismo. Muchos pensamientos de Claudio son los de Robert Graves y creo el que más me influyó es : " que pensaran de mis escritos dentro de 2000 años" . Eso me motivo a publicar mi libro. Excelente libro una obra maestra.


Cuando hace unos meses acudí a la presentación que Santiago Posteguillo hizo de Yo, Julia y de la que ya hice la reseña hace un tiempo, no pude evitar poner en mi lista de "pendientes de lectura" esta conocidísima obra de la que Posteguillo no paró de hacer referencias durante el acto. En esta interesantísima (falsa) autobiografía de Tiberio Claudio, Robert Graves hace un repaso a las memorias (ahora perdidas) de este peculiar emperador que nos lleva a su infancia bajo el mandato del emperador Augusto, hasta sus 49 años en los que le proclaman a él tras los gobiernos de Tiberio y Calígula. Es una obra muy interesante, en los que Graves coge como base las obras de historiadores de la época y recrea unos momentos turbulentos de la historia del imperio romano. Las intrigas palaciegas, los caprichos dictatoriales, las mujeres como Livia gobernando y envenenando (literalmente) en las sombras, las revueltas civiles, la redefinición constante de la religión romana con emperadores convertidos en dioses... Hay tantas curiosidades, hechos sorprendentes y elementos históricos que uno no puede dejar de leerlo. Pero si bien es cierto que el contenido es salvaje y enriquecedor, la estructura que plantea el narrador a través del testimonio de Claudio, es algo caótica. Pese a que intenta contar los acontecimientos y hechos siguiendo una cronología, esto casi siempre no es así. Hay gran cantidad de licencias y saltos en el tiempo para explicar anécdotas futuras o anteriores, definir personajes o rememorar acontecimientos históricos. Esto, unido a la cantidad de personajes que aparecen mencionados y que, además, muchos comparten nombre entre ellos, hace un "cacao" muchas veces difícil de seguir o que puede llevar a equivocación al lector. Aún así es una obra muy recomendable, por lo amena en su lectura y conocer más a fondo a personajes históricos que quedarán en nuestra memoria. Sabremos más del gobierno de César Augusto (si habéis visto la serie Roma, este libro sería una perfecta continuación a su trama), sus problemas o dilemas para revertir su gobierno a la anterior República antes de las guerras civiles, las intrigas o incitaciones oscuras de la emperatriz Livia, el posterior gobierno caprichoso de Tiberio y el no menos nefasto y cruel de Calígula. Tras todos ellos, sobrevivirá contra todo pronóstico, Claudio, cuya pasión siempre ha sido ser historiador y que no encuentra mejor herramienta inesperada para ello que ser emperador casi por las circunstancias del destino. AÑADO: Aprovechando que ya he empezado con el siguiente libro que tenía en espera: Más allá del Muro: Explorando Juego de Tronos y la saga de Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin, no he podido evitar ver como fuente de George R.R. Martin para la saga de "Canción de Hielo y Fuego" la figura de Claudio. En mi subconsciente no hago más que identificar la figura de Tyrion Lannister, "el Medio Hombre", como Claudio. Su gran inteligencia, sus dificultades por sus discapacidades físicas, la discriminación por parte de su familia imperial, su buen corazón y sus consejos que valen oro. Otra figura que podriamos identificar como fuente de inspiración podría ser Calígula como Aerys II Targaryen, el Rey Loco. Bien porque fue un déspota sanguinario que oprimía a su pueblo y que gobernó el imperio como un tirano demente. Pero es que además, ambos mueren a manos de su guardia personal. En el caso de Calígula a manos de Casio Querea. Y en el caso de Aerys, a manos de Jaime Lannister, el Matarreyes. Tenía que decirlo.


De una exquisitez literaria como pocas existen. Una prosa que te deleita, acompañada de una investigación histórica de parte del autor que te atrapa desde el primer momento. Es un libro perfecto.


Supero mis expectativas con creces....esperando a coger su continuacion


Hay algo casi implacable en el enfoque de Robert Graves como novelista histórico: simplemente se niega a complacer a sus lectores con florituras retóricas, escenas dramáticas e incluso diálogos. Párrafo tras párrafo, página tras página, pasa sin apenas respiro a través de condensar largos párrafos e ininterrumpidos. No se nos lleva por emoción alguna –a excepción de ocasionales suspenses- sino por la fascinación morbosa y la curiosidad sobre lo que sucede a continuación. Y para empeorar las cosas, o mejor -dependiendo de qué tipo de lector se sea-, nuestra curiosidad se ve obstaculizada por la gran cantidad de información que nos brinda, comenzando con la interminable cita de nombres, todos muy parecidos: ahí está Agripa, Agripina y Agripinila, Livia y Livila, al menos dos de cada uno son Nero, Druso y Drusila,... y estos son solo algunos de los personajes más destacados o más duraderos, ya que casi todas las anécdotas incluyen una lista de más y más nombres. Los eventos se amontonan uno encima de otro de la misma manera implacable: ascensos y caídas de poder, hijos, matrimonios, violaciones, asesinatos, guerras, accidentes, muertes, brutalidades y obscenidades, y la ternura muy ocasionalmente. El efecto es de una procesión abarrotada y en movimiento rápido a la que, a través de Claudio, somos espectadores pasivos, a veces desconcertados, a menudo horrorizados.Esta es una novela -mejor dicho, una historia- tan llena de incidentes, ninguno independientemente más apasionante o significativo que los demás, que a la vez es demasiado fácil y muy difícil encontrar un pasaje ejemplar.Claudio es un peón en la mayoría de la acción que cuenta, un testigo más que un participante. Habla como un extraño y aspira a la objetividad y al detalle de un historiador: esto explica el tono frío y persistente de la narración. Sin embargo, estamos aprendiendo más sobre él de lo que pensamos, mientras leemos, y ese es el otro veinte por ciento del libro: simplemente por esta aspiración a la honestidad, se distingue de los mentirosos y estafadores egoístas que pueblan su mundo y la novela, y su auto desprecio -repetido y amplificado por la desdeñosa forma en que es considerado como tonto e insignificante por casi todos los que lo rodean- expresa su personalidad. Tácitamente, implícitamente, a través de la historia que cuenta, Claudio nos muestra el hombre que es.No hay nada heroico en la supervivencia de Claudio: se queda desamparado y consternado porque los que amaba fueron desterrados, traicionados y asesinados; cuando él interfiere o ayuda, elude el castigo solo porque se lo considera demasiado patético para ser considerado responsable; se entrega a los que están en el poder, particularmente a Calígula. Sin embargo, ¿qué debe hacer un hombre de cierta decencia básica en un mundo tan completamente corrupto? Lo que Robert Graves no hace, lo que creo que otro tipo de novelista histórico podría haber hecho, es abordar este problema moral directamente, convirtiéndolo en un tema explícito en lugar de una pregunta práctica que acecha. Sin embargo, hacerlo habría requerido convertir a Claudio en filósofo en lugar de cronista, y Claudio -y/o Graves- es, por encima de todo, un historiador.


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