Leí este libro en abril de 2000, con motivo del cambio del milenio. Tenía la curiosidad de conocer un poco más acerca de la historia de la medición del tiempo y no sabía por donde comenzar. Me pareció oportuno enviarle un mail al director del observatorio de Greenwich preguntándole sobre la historia de la fundación del observatorio y como llegaron los ingleses a ser los custodios encargados de mantener la hora exacta para todo el mundo. El Director me respondió diciendo que la historia era muy basta y que había muy variada bibliografía, pero que para comenzar me recomendaba este libro. La historia que lleva a la fundación del observatorio y la medición del tiempo es apasionante, revelando como un tema tan técnico y científico puede despertar tantas pasiones e interese políticos. Y lo que es más atrapante aún es la disputa política durante la conferencia de Washington de 1884, entre ingleses y franceses, para determinar los husos horarios y elegir el meridiano de origen para contar las horas. Este libro se complemente muy bien con otro llamado "Longitud", de Dava Sobel. 20.04.2000