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Sinopsis de QUERIDOS NIÑOS

David Trueba nos invita a sumarnos a una caravana electoral: una novela vibrante sobre la política y los políticos. Al protagonista de esta novela, Basilio, sus enemigos lo apodan el Hipopótamo. Un mote que a él, con sus 119 quilos de peso, le provoca regocijo: puede que aspire a la callada quietud de ese animal, pero también le atrae su instinto agresivo. Así que cuando le ofrecen acompañar a Amelia Tomás, una candidata a presidenta, en su gira electoral, la bestia que lleva dentro se despereza y actúa. A lo largo de un periplo por toda clase de ciudades y pueblos de España, su misión será cargar los discursos de la candidata de dinamita; y es que en este juego competir es lo de menos: lo único aceptable es ganar. Un retrato entre la comedia y el retrato del natural del mundo de la política y su trastienda, hecho con un gran ojo para la sátira y la observación desprejuiciada.

7 reseñas sobre el libro QUERIDOS NIÑOS

En realidad es un libro que he leído con una sonrisa prácticamente desde el principio. No tenía muchas pretensiones ni tampoco tenía muy claro lo que me iba a encontrar. Me ha encantado como el autor trata el tema de los entresijos políticos; no sé hasta qué punto es ficción o no ficción pero para mí es muy real, jeje. Como no esperaba nada profundo, no me ha defraudado en absoluto. Eso sí, he llegado al final con un puntito de pena. Los personajes muy logrados. 👌🏻 "—El mundo de los humanos ha dejado de ser humano… Quizá se ha abusado tanto de los buenos sentimientos que se han acabado, como pasó con el carbón."


El libro me ha tenido bastante enganchado durante días y me ha divertido, que creo que es lo que pretendía. Nada que reprochar. Trueba nos lleva a una campaña electoral en España, con nombres y personajes cambiados, pero muy reconocibles en las siglas que han protagonizado la vida política en los últimos años. El protagonista, narrador e hilo conductor es esta vez un periodista repugnante, odioso, repulsivo tanto física como moralmente, cínico y sin escrúpulos, que acepta retocar los discursos de una candidata llegada un poco de rebote que parece más bien virgen en esto de la política. Pese a ser un polemista y una persona completamente desagradable, es un personaje divertido y, sobre todo, no tiene un pelo de tonto. La historia es algo exagerada a ratos, no deja de ser una sátira, pero yo que por mi profesión acostumbro a tratar bastante con políticos y periodistas, puedo afirmar que en el fondo esconde una imagen muy certera de la ciénaga en la que se convierte a menudo la política, el periodismo y, más aún, cuando ambos interaccionan. También refleja la especie de síndrome de Estocolmo que se produce cuando ambos se acercan demasiado. Recorremos España entera (no se deja una provincia) con el protagonista, la candidata, su trepa y estirada mano derecha, el cacique del secretario general, la señora rancia que lleva el vestuario o el conductor del bus, y van surgiendo situaciones que no nos resultarán extrañas. Incluso se relatan maquillados (o no tanto) distintos hechos reales como casos de corrupción o las típicas frases o posturas importadas que vemos en las campañas. Trueba no será el mejor escritor de España y se podría haber ventilado este libro en unas cuantas páginas menos, pero es una novela divertida, con buen ritmo y que no se aleja mucho de la realidad. (28 de septiembre de 2021)


Queridos niños es el resumen del diario de campaña que Basilio escribe a Amelia, la candidata a la presidencia del gobierno de un partido democristiano que no cuesta nada reconocer en nuestra realidad cotidiana. Basilio --apodado El Hipopótamo debido a sus 119 kilos de peso, que él considera síntoma no de gordura sino de firmeza-- le escribe a Amelia los discursos más llamativos de sus actos electorales. Se trata de un hombre altamente mordaz e inteligente, pero también solitario --la soledad es el triunfo de la madurez, afirma--, deshumanizado, que construyó un muro a los trece años de edad para llegar vivo a casa cada día después del cole. Alguien para quien la idea de suicidarse es una fantasía secreta desde que tres compañeros de colegio me patearon mientras los demás niños arremolinados reían. De la crítica de Trueba no se salva nadie. Desde luego, no el partido. Pagos inflados con dinero público sirven para pagar a Basilio; sistemático reparto de banderitas del partido y del país, como si ambas cosas fueran lo mismo; aparición de viejas rencillas internas entre los ladronzuelos de siempre y los regeneracionistas --muy pocos, en realidad--; recurso a las malas artes durante la campaña --el empleo de las oscuras prácticas del Tano Allegri, que ataca a los rivales políticos; el aprovechamiento de accidentes y del dolor ajeno para beneficio propio electoralista; las negociaciones bajo mano para desacreditar de todas las maneras posibles a los rivales, con pruebas o incluso sin ellas--; uso de mil y una triquiñuelas para tapar las miserias propias sacadas a la luz por los rivales o por la prensa; permanente manipulación a través de los centenares de cuentas falsas en redes sociales que bombardean cada minuto sus propagandas; o las falsas carreras de la candidata que simula hacer ejercicio y que apenas constan de una vuelta a la manzana para reentrar al hotel por la puerta de atrás.Todo, por imposible que parezca, sirve para atraer a los queridos niños, como define Basilio a los ciudadanos. La propia portada de la novela --toda una declaración de intenciones y una gran muestra de lo que realmente contiene--, está repleta de pirañas --entre pirañas es mejor no ser de carne y hueso, afirma un Basilio que además añade que el salto a la política es un rito de paso al lado oscuro, entrar en la bañera de pirañas, y no se puede salir vivo--. Y es que Basilio se compadece de Amelia. Tanto si pierde como si gana las elecciones. ¿Y qué sabemos de Amelia, por cierto? Pues poca cosa y mucho a la vez. Lo que le confiesa a Basilio en un momento ya cercano a las elecciones: tengo la demoledora sensación de que he tirado mi vida a la basura. He estudiado como una demente para no llegar a otra cosa que transmitir a mis alumnos tres ideas subrayadas y facilonas que condensan los cinco mil años que nos precedieron. He vivido toda mi vida con el mismo hombre --quince años mayor que ella, ya casi en la senectud-- al que he visto hacerse mayor a mi lado. Y si me tiras de la lengua te diré que ni ser madre ni ser esposa ni profesora siquiera han sido aspiraciones que doy por saciadas. Pues ese vacío se llena con esta aventura, te lo creas o no. A mí me llena la idea de que puedo ayudar a mi país.Como era de esperar, tampoco los ciudadanos salen nada bien parados de este particular diario de campaña. Mis queridos niños respetan las reivindicaciones laborales si afectan a su sector profesional, pero las desprecian cuando complican su vida cotidiana, afirma Basilio en relación a la falta de solidaridad de estos. Tampoco la prensa y los periodistas se libran de las críticas de Queridos niños. Así, escribe Basilio que los periodistas ya no son inquisitivos ni impertinentes. Ahora aspiran a una vida cómoda, parecida a la que se pegan sus jefes. Y habla de un claro ejercicio de hipocresía al reconocer que cuando se trabaja para los partidos políticos conservadores, ya sea como político o como escribidor, lo que era mi caso, tienes que identificarte con un tipo de votante fiel y encastillado. Por eso, durante años, fue imprescindible mantener un discurso político contra el divorcio, mientras los representantes del partido se divorciaban sin problemas. Sucedió lo mismo con el aborto, había que combatirlo, pero no renunciar a ese derecho en el ámbito privado. Luego fue idéntica la posición con el matrimonio homosexual, tan protestado como utilizado, o la investigación con células madre. Y lo mismo con la eutanasia. Una cosa era pedir el voto por unos motivos y otra muy distinta convertir esos motivos en tu pensamiento íntimo. Eso lo tuvimos claro desde el principio en nuestro acuerdo, ¿verdad, Amelia? En definitiva, para el equipo de campaña de Amelia, hay tres aspectos básicos que conseguir durante la campaña electoral: recordar el abandono, las catástrofes, los dramas, y presentarse como salvadores y solucionadores; ser capaces de generar la imagen del día cada día; y, ante todo, no dudar, no decir la verdad y no rectificar.


David Trueba retrata el mundo de la política y su trastienda, donde lo único importante es ganar. Donde a los "queridos niños", a los ciudadanos, a los votantes no importa engañar ni manipular mientras los partidos políticos consigan su objetivo: Ganar Su protagonista es Basilio, un hombre inteligente a la vez que agresivo, con sentimientos de frustración y rencor hacia la vida, que escribe los discursos de una candidata a presidenta utilizando un lenguaje directo, feroz, sin filtros, con un contenido, en ocasiones, falso, con el único fin de que los " queridos niños" queden satisfechos y voten a Amelia, la candidata.


Es un manual de hechos reales, seguro. En algunos apartados me parece excesivamente lento y plano pero está muy salpicado de reflexiones, frases y giros de comportamiento de los protagonistas que me parece buena idea recomendarlo. He aprendido lo que puede ser una campaña electoral.


Hilarante, irónico, divertido y crudamente real. Trueba nos lleva de la mano en este viaje que recorre la geografía española dentro de un autobús, donde personajes variopintos y extravagantes situaciones, si bien ficticias, se asemejan irónicamente a la realidad. Reconozco que me ha costado acabarlo, aunque Trueba siempre es sinónimo de calidad literaria. No diría que está entre mis favoritas, pero un par de risas me ha sacado e inevitablemente te hace sentir parte de esos "queridos niños".


No es la mejor novela de este escritor y cineasta, pero es una sátira amena de nuestra realidad política. Contiene algunos tópicos manidos sobre nuestros políticos y sus personajes no terminan de definirse lo que le resta mucha calidad al conjunto.


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FRASES DEL LIBRO QUERIDOS NIÑOS

Aquí a veces la izquierda se lo pone tan fácil a la derecha que les resulta un paseo ganar. Apoyan a grutescos totalitarismos por afinidades dogmáticas y regalan el papel de defensores de las libertades básicas, de la gestión económica al rival.


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