En 1949, el mismo día en el que recibió la sentencia del tribunal noruego que le juzgaba por un supuesto delito de traición a la patria, Hamsun, un anciano de ochenta y nueve años que había pasado de ser el escritor más amado de su país al más odiado, escribió la frase final del manuscrito que se convertiría en su último libro, Por senderos que la maleza oculta: «San Juan 1948. Hoy el Tribunal Supremo ha dictado sentencia, y yo acabo mi escrito». Había comenzado a escribir en mayo de 1945, el mismo día en el que él y su esposa fueron arrestados. En este libro, mezcla de ficción y autobiografía, Hamsun, internado en un primer momento en una residencia de ancianos, y más adelante en la clínica psiquiátrica a la que fue trasladado en un intento de justificar sus hechos pasados mediante la locura, describe sus paseos, sus encuentros con la gente, sus recuerdos de infancia, así como reflexiones sobre su situación. Además de una muestra incuestionable de la gran potencia narrativa de Hamsun, la obra es un documento único para conocer los argumentos del escritor en aquel proceso al que se vio sometido por su apoyo al régimen de Quisling en la Noruega ocupada por los nazis desde 1942 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Una parte fundamental de la obra es su alegato de defensa ante el Tribunal. «El esplendor global que el Premio Nobel dio a su nombre me llenó de auténtica satisfacción personal; en mi opinión, nunca antes alguien mereció tanto recibir este galardón.»
Es Hamsun, lo escribe con 89 años, casi ciego y sordo, repudiado por una sociedad que le admiró durante años, apartado, recluido en asilos y psiquiátricos hasta que se celebró el juicio... si, apoyo al régimen noruego pronazi, como tantos demócratas ingleses y americanos (y no solo de EEUU), como Franco, como media Francia, Rumanía, Ucrania (mientras eran invadidos y masacrados), como Japón (aquí me duele, y mucho)... pero un escritor, y premio nobel, a ese que no sabe de cohetes (ironía para fans de la hipocresia yanqui), a ese no, que le cuelguen, asesino... Languidece pero aun deja algo de su magia, se dejó seducir sin ver el lado oscuro, pero fue y será uno de los mejores y más influyentes escritores de siempre.