Sinopsis de NOSOTROS

Irene cree haber vivido el matrimonio más perfecto del mundo. Años de absoluta entrega y pasión entre dos seres humanos, así evoca ella su amor con Marcelo, su difunto marido. Tenían una conexión que maravillaba y extrañaba a su círculo más cercano: era una pareja que vivía el uno para el otro, como si cada día fuera el primero. Esta relación, la mayor de las historias de amor, los mantuvo aislados de su entorno, en los márgenes de la realidad común. Con la pérdida de Marcelo, el mundo de Irene se rompe, pero ella descubre una insólita forma de seguir viviendo junto a él para salir adelante. Esa manera de recordar e invocar a quien fue el amor de su vida construye esta fantasía literaria. Nosotros es una novela que explora los límites del sentimiento amoroso y a su vez un viaje a las profundidades del alma de una mujer atrapada en una utopía íntima, imaginativa y mortal. Sin embargo, poco a poco iremos descubriendo que la soledad impone su ley y su desgarro.

3 reseñas sobre el libro NOSOTROS

Nosotros recorre la vida en común de Irene y su difunto marido Marce. Ambos, junto al característico narrador omnisciente, van desgranando, a tres voces, como los tres tenores, los veinte años de matrimonio de la pareja, así como la vida ya en solitario de la viuda. Una mujer adicta a la intensidad y nada estoica que no entiende la hipocresía a la que hice referencia al inicio de esta reseña, que no reconoce que su marido ha fallecido, que no sabe lo que es la paciencia -que lo que quiere lo quiere ya- y que, caprichosa como la que más, por donde pasa solo busca la belleza, el placer, el reencuentro con su marido a través del sexo con desconocidos y desconocidas. El ejemplo perfecto de la hedonía pura y dura como actitud vital. Una mujer que, cuando no se sale con la suya, puede llegar a ser muy cruel. Capaz de lanzar por la ventana los zapatos de su amante ocasional. O de abofetearlo y humillarlo antes de echarlo de su habitación. Una mujer que puede resultar tan deseable como repulsiva. Una mujer especial. Para lo bueno y para lo malo. A lo largo de la historia narrada en la novela Irene mantiene relaciones sexuales con diversos hombres y mujeres. ¿Su finalidad? Al llegar al orgasmo descubre una escalera. Y al final de esta, aparece la figura de su difunto Marce, quien la sonríe y la saluda con la mano, siempre en silencio, durante unos segundos antes de ser consumido por las llamas. Irene, desahogada económicamente, viaja de ciudad en ciudad y de hotel en hotel, siempre de lujo y con ventanas al Mediterráneo -desde Málaga hasta Alguer-, para rememorar momentos vividos junto a su esposo. Compara a sus amantes con él y lo imagina tomando el cuerpo de cada uno de ellos. Goza, los hace gozar, los enamora, los vuelve locos por completo -porque Irene es un seductor bellezón desvergonzado que, por ambos motivos, provoca adicción- y luego huye y los olvida para siempre, sin atender sus numerosos mensajes. A Irene le gusta sentir que sus amantes piensan en abandonar sus vidas, sus mujeres e hijos para irse con ella y comenzar de nuevo. De no huir llegaría a ser, en suma, una mujer peligrosa. Las incongruencias, las lagunas, las incertezas de la narración de la historia por parte de Irene y del narrador omnisciente son tales que en algún momento el lector llega a pensar que Vilas se ha vuelto loco. Que el autor ha escrito la novela tan rápidamente, sin tomar notas, sin orden ni concierto, que ha perdido el hilo de su propia historia. Nada más alejado de la realidad. Las piezas del puzzle caen en su sitio. Y no poco a poco, sino de golpe. Y, entonces, de repente, Vilas ya no parece un loco sino un genio. De un plumazo se ha cargado toda incongruencia, todo desatino, y nos ha dado un golpe de realidad en todo el rostro. Y nos quedamos perplejos, noqueados, sin capacidad de reacción. Y tenemos que dejar el libro por un momento para recobrar el pulso antes de seguir leyendo. Y lo hacemos de forma también compulsiva. Porque, siendo una novela existencialista, Nosotros se convierte también en una especie de novela de intriga que nos deja consternados con un final antológico que en ningún momento podíamos esperar. Que nos deja K.O.. En todas las novelas de Vilas el componente psicológico, casi filosófico, juega un papel primordial. Quizá en esta más que en ninguna otra. El alma humana se nos muestra tan diseccionada en Nosotros que casi podemos verla, tocarla, olerla. Irene es un personaje de manual. Psicológico, por descontado, y también filosófico -por esa forma de afrontar la vida, de celebrarla, a pesar del sentimiento de soledad que la hace actuar de esa manera tan hedonista, caprichosa, cruel, peligrosa-. Una soledad que va imponiendo su ley, su desgarro, su monstruosidad. Una soledad insoportable, sin duda muy diferente a la que Marce y ella habían elegido durante veinte años de matrimonio, entregados el uno al otro -como si cada día fuera el primero-, aislados de la sociedad, viviendo por completo ajenos a ella. De una sociedad dominada por una televisión que ellos detestaban porque estaba controlada por los seres abominables. Unos seres que querían hacer que todos vivieran la vida de la misma manera. Algo que puede entroncar también a la novela con la rebeldía propia de las historias más utópicas. Incluso distópicas, si me apuran. Pero, sin duda, la gran característica que rige todas las obras de Vilas es la poesía. También sus obras de narrativa. Y Nosotros no podía ser la excepción. Un nosotros referido a Irene y Marce, los grandes protagonistas de la historia. Un nosotros sustentado en uno de los sonetos más celebrados de la historia de las letras castellanas, Amor constante, más allá de la muerte, de Francisco de Quevedo. Un poema-declaración de amor en toda regla, en el que el autor anuncia a su amada que, aunque muera, él continuará amándola. Dios salve a Quevedo, afirma Irene en un momento de la narración. La novela entera no solo justifica la referida poesía, sino que la explica de manera clara.


Andaba en una superbuena racha de libros 5/5 estrellas este 2023 y desde hace un par de semanas, libro que empiezo, libro que me aburre soberanamente, debo haber empezado y descartado unos seis libros. Y así, con esta nube negra lectora llegué a esta novela, ganadora del premio Nadal, que también me aburrió. Literalmente leía y me quedaba dormida como si me hubieran anestesiado, y si no me quedaba dormida rápidamente, me comenzaba a enojar tanta pomposidad y redundancia, pero también veía ciertas contradicciones y eso me llamó la atención. Así que comencé a googlear reseñas sobre este libro para ver si yo estaba loca o qué. La verdad, encontré poquísimas críticas y más bien la que me salió primera decía esto: 'Nosotros', el fallido premio Nadal de Manuel Vilas. Obvio fui a leer, pero no pude enterarme porqué le pareció al crítico de El País un premio fallido porque para leer artículos de El País se requiere una suscripción de pago, que si hubiera un pago por artículo lo pagaba (idea para El País y otros medios digitales), pero no me iba a suscribir a un medio que no consumo, por un mes o por un año, solo para leer esa crítica literaria. Sin embargo, el título me informó que mis sospechas sobre la calidad de la novela no iban tan mal encaminadas... Pude leer un par de reseñas (no pagadas) donde hablaban un poco sobre la condición psiquiátrica de la protagonista, Irene, una viuda reciente que viaja y tiene encuentros sexuales casuales porque en medio del orgasmo es capaz de ver a su marido muerto. Tremendo spoiler alert que no me dieron y que tampoco les doy yo si pretenden leer esta novela, porque de verdad que saber que estás leyendo el relato de una persona mentalmente inestable le da cierto morbo que te hace pasar el 50% del libro donde todo es frivolidad, los benditos versos de Quevedo (que luego de unas cuantas repeticiones comienzas a odiar), blablabla de marcas lujosas, grandiosidad, cursilerías, sexo y narcisismo. Y como el libro no es tan largo, si le perdonas la vida hasta este punto, puedes ver como el 50% restante se arregla un poco y hasta se pone interesante. No sé si tanto como para justificar un premio tan importante como el Nadal, pero compensa un poco la resistencia de los lectores tercos. Si algún amable lector de mi reseña tiene suscripción a El País, por favor, me puede decir porque joracas el crítico pensó que era un premio fallido o si al final solo fue un título tipo click bait para que curiosos como yo le den clic. De hecho, si alguno me pega el texto de dicha crítica como comentario se lo agradeceré más.


Comienza bien, aunque el estilo del autor no es precisamente el de Chéjov, pero al final degenera la historia bajo el paraguas de la psiquiatría. Esto hace que todo lo anterior sea engañoso y con un punto de vista diferente: un engaño al lector


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