NIÑOS EN SU CUMPLEAÑOS

Leí este pequeño relato porque según las palabras del propio Capote era lo mejor de su producción. Y pues... alabarse a sí mismo con tanta pompa nunca parece ser una buena idea(🙄). Si yo voy por la vida dandomela de buena cocinera, y después a gatas puedo tirarte unos fideos blancos en el plato, lo mas probable es que hasta creas que se me pasaron mis humildes fideitos. Eso tiene el autobombo: genera demasiadas expectativas y despues complica a la hora de disfrutar lo que sí te ofrecen. El relato no está mal, pero no es como para hacerse pis encima. Desde ya que merece ser leído, puesto que en muy pocas páginas, te da una idea sumamente acertada de lo que sería crecer hace unos 70 años en un pequeño pueblo del sur de Los Estados Unidos. El calor de la tarde, el rocío sobre las hojas, las luciérnagas y el sonido de millones de grillos cantando, la sensación de estar escuchando el acento en la boca del narrador, la cortesía sureña, pero también la segregación y la inexorabilidad de una cultura a la que no le tiembla la mano a la hora de ser cruel. A pesar de lo dicho, si bien es hábil a la hora de envolverte en la calidez de la vida sureña, el relato no brilla como promete Capote. El lenguaje es bastante llano y el final te deja sabor a poco. Reitero: no está mal pero esperaba mas. De enamorarme, llorar desconsoladamente, sonreír sin poder evitarlo y sentirme plena al pasar la última página...ni cerca. P. D: ya que estamos, agradezco con todo mi corazón ser una negrita tercermundista(🙂). Discriminar, se discrimina en todas partes, pero que placer es crecer en un lugar donde no me inculcan desde pequeña el tratamiento no humano de personas con distinto color de piel que el mio. Esto sí que lo transmite Capote, incluso en un cuento sobre niños enamorándose: en el mejor de los casos, veían a la gente de raza negra como mascotas.