Frente a la paradoja de una sociedad en la que el número de los que viven solos aumenta regularmente, pero en la que esos mismos se sienten excluidos de un sistema que los considera marginales en relación con el grupo, con la familia, Odile Lamourère reacciona afirmando con vigor y humorismo que en la actualidad ya no es apropiado confundir al soltero con el solitario. Testimonio personal y, a la vez, resultado de varios años de encuestas y entrevistas sobre el comportamiento de estos nuevos solteros, este libro es una reflexión sobre su imagen, sus necesidades, sus expectativas. De sus amores a sus ocios, de la dificultad en asumirse de algunos al regocijo por la libertad recobrada de otros, esta obra informa, reivindica y tranquiliza.