La amistad entre jiddu krishnamurti, uno de los sabios más grandes de nuestro tiempo, y David Bohm, uno de los físicos más aclamados del siglo XX, abarcó casi un cuarto del siglo. Durante este lapso sostuvieron frecuentes diálogos sobre la problemática del individuo moderno y sobre las posibilidades de liberarse de la actividad egocéntrica e ignorante.