LOS LADRONES DE SEDA

Bizancio año 552 d.c. el imperio romano sufre una severa crisis económica a raíz del bloqueo de diversas rutas comerciales producto de la guerra contra el ejercito persa. Dos espías inician su largo peregrinar en busca del material más importante de aquella actualidad, la sangre que corre por las venas de la economía romana y la posible gran solución de todos los problemas que aquejan a su pueblo y su gente; la seda. Desconocen la ruta exacta, ignoran el tiempo aproximado que cobrará tal encomienda, no están al tanto de donde proviene o como se obtiene tan codiciado material, sin embargo, lo que posee la mayor de sus certezas es que, será una aventura de la que muy probablemente no regresen y el precio sea que la ruta imperial exhiba sus malaventurados y putrefactos cuerpos cuales trofeos por atreverse a tan desesperada misión, será eso o peor aún, caer en manos de otra colosal amenaza, los bárbaros del Gran Kan. Tauro, experimentado guerrero al servicio de su amada tierra cree tener idea de los peligros que más adelante le han de exigir hasta el límite. Acompañado de Olimpiodoro, entomólogo y sobrino del primero forman especial y esperanzadora mancuerna, musculo y cerebro, experiencia y juventud, se aventuran a encontrar el más suave de los materiales que será capaz de sostener al imperio que orgullo presume y se jacta de gobernarlo todo sin excepción. Novela histórica de ficción elocuentemente narrada acompañada de ricos datos históricos que engalana la obra.   Si bien, a consideración los personajes principales son de mucho interés, opino que no están plenamente construidos, se narran con tal cualidad, con tal defecto y tal deseo, meta u objetivo y se acabó. Ni hablar de personajes secundarios.  Los paisajes son descritos a detalle sin caer en la saturación de los mismos, variados y fáciles de imaginar. El punto más fuerte considero es, la frescura que en automático la misma narrativa se da al ir agregando en perfecto ‘timing’ a nuevos personajes, que, si bien no impactan de lleno en la historia que se cuenta, aportan nuevas rutas y escenarios que mantiene el interés del lector. El punto flaco, el final, respetando el plano subjetivo, a mi parecer fue un final un tanto seco, apresurado y si bien puede parecer “abierto” para que cada lector se de una propia idea de que sucedió con X o Y, de ser así, entonces la abertura es en exceso enorme.