Celebración del poder que tienen nuestras creencias y los inquebrantables lazos familiares. En 1969, en un barrio de Nueva York, se rumora la llegada de una adivina que asegura conocer el día de la muerte de las personas. Los hermanos Gold, a pesar de su corta edad, deciden ir y escuchar lo que les depara el futuro. Las profecías narran sus próximas cinco décadas: Simon escapa en busca de amor al San Francisco de los ochenta; Klara, la soñadora, se convierte en una maga en Las Vegas, siempre obsesionada con la delgada línea que separa la realidad de la fantasía; Daniel, busca seguridad como médico militar después de los atentados del 11 de septiembre; finalmente, Varya, la devoradora de libros, se sumerge en una investigación sobre la longevidad, poniendo a prueba la ciencia y la inmortalidad.
Tengo sentimientos encontrados con esta historia, aunque creo que ha sido una buena elección y la trama, en definitiva, no ha estado nada mal. Como bien indica su sinopsis el punto de partida de los hermanos Gold se inicia en la visita a la adivina. Ese día marcará un antes y un después en la vida de Simon, Klara, Daniel y Varya, en algunos casos de manera radical y en otros no tanto. Los Gold pertenecen a una familia tradicional judía, quizás esta es la parte que menos me enganchó del libro por el desconocimiento general que tengo sobre esta religión, pero que será clave en el devenir de los hermanos por las decisiones que toman para encauzar sus vidas. La historia transcurre en cuatro partes y en cada una de ellas la autora narra cómo ha decidido vivir su vida cada hermano. Personalmente me quedo con las vivencias de Simón, el menor de los hermanos. Fue el que más arriesgó y le dio un giro de 360 grados a su situación personal. La que menos, la historia de Daniel, el hermano que animó a los otros a visitar a la adivina y cuyo sentimiento de culpabilidad por dicha acción duró hasta el último segundo. Sin duda es un libro para reflexionar y la autora consigue que por momentos te pongas en la piel de los Gold, porque... ¿qué harías tú si supieras la fecha exacta de tu muerte?
Si bien la sinopsis resume el concepto general de la obra, cada historia de vida de los hermanos Gold te deja con una pregunta, ¿estás atado al final que dicta el destino, o éste, con su peso, te hace llegar a dicho final?
Había sido agnóstica desde la facultad, pero si había un postulado del judaísmo con el que estaba de acuerdo, era éste: el poder de las palabras. Se escurrían por debajo de las puertas y a través de las cerraduras...
Nadie escoge su vida. Yo tampoco escogí la mía (...). Así es como funciona: tú tomas decisiones y después ellas las suyas propias. Tus decisiones toman sus propias decisiones.
Sabía que las historias tenían el poder de cambiar las cosas: el pasado y el futuro, incluso el presente.
Me vas a destruir. Vas a arraigarme para siempre. Vas a hacer el mundo tan vívido, tan real, que no podría olvidar mi dolor ni siquiera por un instante
Había gente drogándose en Woodstock, cantando Pinball Wizard y viendo Cowboy de Medianoche, que todavía no se le permitía ver a ninguno de los hermanos Gold.
Al año siguiente, Varya iría a las montañas Catskill con su amiga Aviva. Daniel estaría inmerso en los rituales privados de los chicos del barrio, y dejaría a Klara y a Simon a su suerte. Sin embargo, en 1969 todavía eran una unidad, como si no pudiera ser de otra manera.