La novela relata la historia de una ficticia rama de la familia mantuana Blanco (familia que también es protagonista de otras dos novelas anteriores del autor: Boves, el Urogallo y En la Casa del Pez que Escupe el Agua) en particular de los avatares de uno de sus miembros: Don Juan Manuel de Blanco y Palacios, descrito como el arquetipo del noble provinciano mantuano de la época de la Capitanía General; es conservador, arrogante y muy orgulloso de su casta y abolengo. En el trance de su muerte es transportado a una especie de limbo con características pesadillescas en donde se encuentra con miembros de su familia futura y pasada; conoce ahí a una vieja esclava llamada Rosalía, de la época de la conquista del valle de Caracas, que le revela poco a poco el verdadero origen y carácter poco edificante de sus ancestros, muy diferentes a las que, por tradición, había tomado como gente noble y ejemplar.
En una forma llana y con toques de imaginación nos adentra en la vida colonial de Caracas, con las particularidades de la idiosincrasia (ya desde entonces) de las diferentes clases sociales que convivían entre prejuicios, creencias, ideas revolucionarias o retardatarias, triquiñuelas y nobleza, unidos y separados, al mismo tiempo, de la corona española que los "regía" bajo el aforismo "...se acata, pero no se cumple".