La solución, en las malas ficciones policiacas, es de orden material: una puerta secreta, una barba suplementaria. En las buenas, es de orden psicológico: una falacia, un hábito mental, una superstición. Ejemplo de las buenas -y aún de las mejores- es cualquier relato de Chesterton. (...) En este libro póstumo, los problemas son también de naturaleza verbal. Se trata de un rigor adicional que el autor se ha impuesto. El héroe, Mr. Pond, dice con naturalidad misteriosa: «Claro, como nunca estaban de acuerdo, no podían discutir» o «Aunque todos deseaban que se quedara, no lo expulsaron» y refiere luego una historia que asombrosamente ilumina esa observación.
Primer libro de relatos que leí de este autor. Caí en él por consejo del maestro Borges. Ahora poco a poco voy conociendo su prosa llena de hilarantes y entretenidas paradojas. "Los tres jinetes del Apocalipsis" me hizo entender que se puede gozar leyendo cualquier historia que este equilibrada entre anécdotas y estructura.