Explora con escalofriante lucidez los niveles más profundos de la mente del ser humano. Esa barrera invisible donde se traspasan los limites de la razón, la moral o el bien para dejar paso al instinto más primitivo, al poder de la sombra y de la imaginación, donde el hombre -no en vano tenemos algo de doctor Jeckyl y algo de mister Hyde- da rienda suelta a las pasiones más inconfesables e inquietantes, pero no por ello menos reales.
Segunda parte de esta recopilación de historias cortas. Son buenas y se pueden leer en 2 o 3 tardes máximo. Recomendable.
De esta segunda edicion de la cual yo tengo la que trae los cuatro cuentos completos destaco el cuerpo. Lo disfruté mucho. La pelicula le hace justicia.
No sé si me ha pillado en un momento perfecto para su lectura. Pero he disfrutado mucho de este libro y ha sido una grata sorpresa. Dentro de esta antología llamada “Las cuatro estaciones”, con cuatro historias cortas de Stephen King que no fueran de terror o macabras, vemos a un autor que es un diamante en bruto. En España, esta antología la dividieron en dos libros, poniendo dos relatos en cada uno de ellos. De la primera entrega ya hice reseña y quedé satisfecho, pues tiene la historia original que me enamoró en su adaptación al cine: “Cadena perpetua” (originalmente “Rita Hayworth y la redención de Shawshank”). No sabía qué historias contenía esta segunda entrega y me dejé llevar. El primer relato es “El cuerpo”, que se adaptó al cine con el título “Cuenta conmigo”. El segundo es “El método de respiración”. No sabría decir qué historia me ha gustado más, pero os diré que ambas me han tenido atrapado desde el primer momento. Este libro es un pequeño matrioska cuya historia principal, sencilla, sin grandes giros ni trepidantes sucesos, esconde otros relatos e historias cortas. Y todas ellas muestran reflejos, inquietudes íntimas del autor tan próximas, humanas y reconocibles. Son historias con un velo triste, melancólico y reverente ante el destino. No fatalista, pero notablemente conmovedoras. Stephen King es capaz de inventar dramas e historias domésticas que dibujan la sociedad en la que vivimos y en la que podemos reconocer algo de nuestras propias vivencias y la de nuestros vecinos. El alcoholismo, el acoso escolar, la amistad juvenil, el destino, las dificultades para escalar socialmente, la muerte, los prejuicios… Todo está ahí. Es imposible no reconocerse a uno mismo o sentir que lo que está contando el autor es tal cual lo que has sentido en algún momento de tu vida. Y lo plasma con unas palabras y unos hechos tan bien expresados, que no he podido soltar el libro cada vez que lo cogía. He reconocido elementos que antes había visto en la saga de “El cementerio de los libros olvidadados” de Carlos Ruiz Zafón. Estoy seguro que Zafón leyó “El método de respiración”. Es quizá el libro que más me ha hecho reflexionar en las últimas semanas. Me ha llevado a mirar atrás, recordar mis amistades (las que están y las que no), mis vivencias, mis veraneos, todo lo que me ha hecho lo que soy hoy en día. Me hace mirar a mis hijos preguntándome qué les tendrá preparado el futuro, qué personas y acontecimientos les está por llegar y quiénes serán dentro de treinta años… Pero lo mejor de todo es que surge de leer dos historias. Dos historias del maestro Stephen King.
Todo aquello que consideramos más importante está siempre demasiado cerca de nuestros sentimientos y deseos más recónditos, como marcas hacia un tesoro que los enemigos ansiaran robarnos.
No he vuelto a tener amigos como aquellos que tenía a los doce años, de veras. ¿Y tú?
No siempre es necesario oír el portazo para saber que acaba de cerrarse una puerta.
En algún lugar, tras una de esas ventanas, puede haber un hombre o una mujer planeando asesinar
recordarán los tiempos en que rectitud e hipocresía se combinaban para crear una situación endemoniadamente difícil a la mujer que «se metía en un lío»
Las cosas más importantes son las más difíciles de explicar, porque, de alguna forma, las palabras las minimizan, las degradan