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Sinopsis de LA PASION DE ARTEMISIA

Susan Vreeland recrea la vida de un extraordinario personaje: Artemisia Gentileschi, una de las pocas mujeres pintoras del Renacimiento que lograron el reconocimiento público. En un taller del barrio de los artistas, la joven Artemisia lucha por imponer su talento artístico en un mundo exclusivamente masculino. Su más temible adversario no es otro que su padre, el célebre pintor Orazio Gentileschi, empeñado en ocultar el genio de su hija. Tras sufrir abusos y humillaciones, Artemisia es entregada por su padre en matrimonio para que pueda instalarse en Florencia. Las barreras sociales parecían insuperables, pero Artemisia contaba con su personalidad y su pasión por el arte.

1 reseñas sobre el libro LA PASION DE ARTEMISIA

Es una recreación de la vida de Artemisia Gentileschi (1593-1654), una extraordinaria mujer y una gran pintora. Es la historia real de la hija de un pintor, Orazio Gentileschi, que enseña a su hija el arte de la pintura, al darse cuenta que tenía mucha habilidad y grandes dotes para ello. Después, su propio padre, se convertirá también en un terrible adversario, cuando ella lucha por demostrar su talento en un mundo de hombres. Me ha gustado mucho, a pesar de ser una novela histórica, hay mucha realidad en la obra sobre la gran pintora del Barroco italiano y, la primera mujer aceptada en la escuela de Florencia, que logró finalmente un gran reconocimiento público. Una mujer con gran personalidad y una gran pasión por el arte. Sufrió abusos, humillaciones y tuvo que sobreponerse y superar un episodio traumático, fue violada con solo 18 años, por el pintor Agostino Tassi, colaborador de su padre, someterse a un juicio vergonzante e infame durante siete meses, en el que sufrió torturas en el intento de conseguir que cambiase su declaración, aunque no lo consiguieron. Todo ello siempre la perseguirá. Y la manera de combatirlo fue con sus poderosas pinturas. Su vida y sobre todo su obra, van adquiriendo fuerza en la medida que avanzas en la lectura. Se incorporan también en el libro sus conversaciones con Galileo, con los Médicis, que están históricamente documentadas. Lo he disfrutado mucho, y a medida que lo iba leyendo, y según ella iba realizando sus pinturas, yo las buscaba en Internet y así podía recrearme en sus magníficas obras, su Judith, su Magdalena, su Susana, su Lucrecia, he visto sus colores, sus gustos, su caravaggismo y su gran pasión por la pintura. Luchó por el gran sueño de ser una gran artista, y lo consiguió, aunque también sabemos que con el paso del tiempo, su nombre se olvidó, y sus bellísimas obras fueron atribuidas a su padre. No fue hasta el siglo pasado, sobre los años sesenta, cuando se documentaron y estudiaron y sin lugar a dudas, sus extraordinarios cuadros, pasaron a llevar su nombre y un gran reconocimiento. He conocido más y mejor su obra y su vida en su lucha constante por imponer su trabajo en un mundo de hombres. En sus obras, nos encontramos con representaciones de grandes figuras femeninas, que pueden considerarse como el reflejo del sufrimiento de la mujer de su época. Me apetecería mucho ver ahora una exposición de su obra o al menos, alguna de sus famosas pinturas. Pero, soy afortunada, porque sí puedo decir que me quedé maravillada, cuando visité la pinacoteca de Capodimonte en uno de mis viajes a Nápoles, y estuve recreándome en su emblemático cuadro de Judith y Olofernes, aunque fue en el año 2014. Y también conservo una estupenda fotografía que pude hacerle al cuadro, considerado su obra cumbre. La mayoría de sus pinturas se han interpretado como autobiográficas, y desde mi modesto punto de vista, creo que sí tienen mucho que ver con su identidad personal. Una gran figura y un apasionante retrato.


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