Esta es la primera historia del legendario detective Sherlock Holmes y de su amigo, el doctor Watson, un cirujano militar que regresa a Londres luego de su participación en la guerra de Afganistán. Watson y Holmes se mudan al famoso 221B Baker Street, donde Watson se enfrenta a las excentricidades de Holmes y a su mágica habilidad para la deducción. En esta oportunidad Holmes es llamado para resolver un extraño asesinato: una casa desierta, un cadáver sin heridas, una misteriosa frase escrita con sangre en la pared, dos oficiales de Scotland Yard que no tienen pistas...
Genial, interesantísima, me ha encantado la forma de cortar de sopetón la historia, justo después de descubrir al asesino, Holmes. Y empezar otra historia completamente distinta hasta llegar al momento de encontrarse las dos. Parecían dos libros en uno. Como siempre, termino con muy buen sabor de boca después de leer a Arthur Conan Doyle.
Amor y venganza, dos historias paralelas que se juntan y Sherlock Holmes haciendo gala de sus impresionantes capacidades de observación y deducción para resolver un crimen por demás extraño. Tan extraño que Sir Conan Doyle debió transportarnos a los primeros días del Mormonismo allá en Salt Lake City. Por cierto este libro da razón de los orígenes de la sociedad Holmes - Watson.