Un escueto párrafo en el periódico anuncia el hallazgo de unos restos antiguos de un bebé en una zona en construcción de Londres. Muy pocos lectores siquiera le echarán un vistazo. Para tres mujeres, sin embargo, la noticia es imposible de ignorar. Para la primera, es el recuerdo de lo peor que le ha pasado en la vida. Para la segunda, la peligrosa posibilidad de que su secreto más oculto sea revelado. Para la tercera, la periodista Kate Waters, la primera pista en una carrera para descubrir la verdad. Secretos guardados durante años, enterrados bajo tierra y en el fondo del corazón, saldrán a la luz para cambiar tres vidas para siempre. Fiona Barton vuelve con su protagonista Kate Waters en un nuevo thriller imposible de olvidar.
Un regalo muy acertado. Fácil lectura, muy entretenido y con sorprendente final. Lo he pasado bien leyéndolo, que es de lo que se trata.
Su segunda obra supera ampliamente a la primera. Personajes enigmáticos, giros narrativos sorprendentes y un climax de tensión que tendrá atrapado al lector hasta el final. Lectura muy ágil y entretenida.
La madre de Fiona Barton, su segundo libro tras La viuda y que tanto éxito tuvo y que me gustó mucho por lo novedoso de la trama y por su fuerte carga psicológica. La madre tampoco va a decepcionar, una historia que se desarrolla en una línea temporal de poco más de un mes y que poco a poco, en capítulos breves, va cogiendo intensidad y velocidad hasta atrapar al lector que le cuesta abandonar una lectura con verdades ocultas y bien construida. Un día un periódico publica la noticia de la aparición de unos restos enterrados de un bebé. Noticia que puede pasar desapercibida para la gente pero que para tres mujeres es imposible ignorar. Para una de ellas significa el recuerdo de lo peor de lo que le ha pasado en la vida, para la segunda la posibilidad de que su secreto más oculto sea revelado y para la tercera, la periodista kate, la primera pista para desentrañar una historia y descubrir la verdad. Una historia con secretos que salen a la superficie para cambiar la vida de los personajes.
Tengo en la cabeza la imagen de un angel vengador batiendo unas alas poderosas con la fuerza de los vientos celestiales.
Emma floreció en cuestión de semanas, pero al mismo tiempo también le crecieron espinas.
La palabra carne, se me clava en la cabeza. Carne y sangre. Me entran ganas de vomitar.
El problema es que, con el tiempo, un secreto puede cobrar vida propia. Antes creía que si no le daba más vueltas a lo ocurrido se marchitaria y acabaría muriendo, pero no ha sido así.
Las fases iniciales de una entrevista eran cruciales. Si cometia un error, se arriesgaba a salir por la puerta con la libreta vacía.
En esos momentos, los periodistas estaban a la misma altura que los inspectores de hacienda y los guardias de tráfico.