LA LENTITUD DE LOS BUEYES; MEMORIA DE LA NIEVE

"La rendición avanza entre tapias de barro: ved las carretas de bueyes en que los hombres transportan su soledad." Estos dos bellísimos poemarios del leonés Julio Llamazares, con unos versos muy largos que más parecen una prosa de alto lirismo, giran sobre dos ejes temáticos: por una parte, la añoranza de lo bucólico: recordando esos tiempos, que ya se ven tan lejanos, antes de que los bueyes fueran reemplazados por las mulas y después por los tractores. En alguna parte menciona que los españoles perdieron la libertad en el momento en que abandonaron los campos, y a título personal lo hago extensivo a los demás países: con la vida en las grandes urbes, las aglomeraciones, el tráfico, la dependencia del móvil, la presión de los horarios, y las obligaciones laborales del trabajo en grandes oficinas el hombre contemporáneo se hace cada vez más esclavo de su modo de vida. De la mano de esa nostalgia, está el tema de la soledad, que se liga a su vez al olvido, al silencio, al paso del tiempo y a la muerte. Al mirar su biografía encuentro que, al igual que sucedió en mi caso, Llamazares pasó su infancia en un pueblo que ya no existe: Vergamián, una pequeña población leonesa, quedó deshabitada y después fue anegada por un pantano. De allí me explico su visión del mundo; partiendo de esa fuerte experiencia que es que ya no existen los lugares, las calles y los paisajes en los que empezó a construir su concepto de identidad, de cultura y de memoria. En mi caso se llamaba Matitas, un pueblo enclavado en medio de una comunidad indígena wayuu, que vivía del cultivo del tabaco, y que quedó abandonado cuando la Compañía Colombiana de Tabaco, después adquirida por la multinacional Philip Morris, decidió cerrar sus agencias en la costa atlántica para trasladarse al sur. El segundo poemario, Memoria de la nieve, conserva esa unidad temática y estructural. Ahora es el frío del invierno el que aparece para hacer aún mayor esa sensación de desarraigo, de nostalgia, porque el punto de partida ya no existe. Han hecho mella las batallas contra el clima y la escasez, y los campos se hallan solos. El poeta, en su universo personal, los contempla con la luz que surge desde su interior, incorporando gran cantidad de símbolos para mostrarnos los conflictos de un mundo en que se han roto estos lazos. Además, el arte de orfebre con que ha tejido estos bellísimos versos es más que admirable.

Obra poética de Julio Llamazares, en la que con nostalgia recuerda su infancia rural y los crudos inviernos leoneses.