"Mientras que los museos de todo el mundo y las galerías de obras de arte muestran con orgullo sus numerosos cuadros de cualquier época, pintor y estilo, el arte callejero del Graffiti apenas logra reconocimiento. Con irritante y deprimente frecuencia sus autores son insultados y criticados por los ciudadanos, arrestados por los agentes del orden público y sancionados por los jueces. ¿Su delito? Utilizar como soporte de sus trabajos muros, puertas y edificios. La obra, su calidad, no se cuestiona, solamente el lienzo empleado. Este libro es un homenaje a todos ellos. "