La publicación, por primera vez en España, de Gente independiente recupera una de las voces más personales de la literatura europea del siglo XX, el islandés Halldór Laxness. Con una construcción equilibrada y sólida que atrapa y conmueve, la novela narra la vida del campesino Bjartur de la Casa Estival, un destino guiado por la convicción de que un hombre independiente es aquel dueño de la tierra que trabaja, y de que sólo la obstinación y el orgullo de poseerla le permitirán superar las adversidades. Una escritura luminosa que conserva ecos de las sagas medievales islandesas y que nos transmite sin sentimentalismos el amor y la cercanía del autor a sus personajes. Una obra cuyos ecos resuenan, como el lector podrá comprobar, en novelas europeas y americanas muy posteriores.
Una narración visceral que transcurre en el siglo xx en Islandia, donde bjartur, un campesino que siempre se consideró independiente y que no quiso favores de los políticos ni las instituciones de turno de su poblado vio afectada siempre su vida, desde los efectos místicos de las creencias místicas de maldiciones y demonios en la zona, su terquedad hunde a sus allegados y no me queda más que decir que fue uno de los personajes que más me exasperó.