Un elemento clave en los cambios que pretende el proceso de convergencia europea con el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), es que el binomio enseñanza-aprendizaje a nivel universitario esté centrado en competencias. Éstas pretenden garantizar la empleabilidad y un desarrollo personal y profesional que favorezca la integración del titulado. La movilidad internacional es un factor indispensable para adquirirlas y desarrollarlas. La exposición personal a ambientes multiculturales supone salir del área de confort individual y exponerse a multitud de estímulos y retos que sin duda alguna forzarán el desarrollo de la creatividad y de los recursos internos. La evolución vital del individuo se facilita mediante su interacción con el medio, que amplía su consciencia sobre sus propias limitaciones y cultura. Además, le permite abarcar otros puntos de vista, ensanchando sus límites e incorporando nuevas vivencias y experiencias a lo que ya es propio. Le ayuda a conocerse mejor y superar desafíos que le hacen explorar áreas desconocidas hasta ese momento. Sin duda estas experiencias tienen un impacto tremendo en la forma que tiene de ver el mundo y de actuar, y para muchos supone un camino sin retorno. La presente publicación representa un excelente trabajo de análisis tanto cuantitativo como cualitativo, sobre la adquisición de competencias que mejoran la empleabilidad a través de la experiencia internacional.