En el año de gracia de 1150 nace, en la tierra de Gothia, Arn Magnusson, hijo de dos importantes estirpes emparentadas con los linajes reales noruegos y suecos, y educado por unos monjes. Años más tarde, como castigo por una pasión carnal, Arn es condenado por la Iglesia a convertirse en caballero templario en Tierra Santa. Comienza su camino a Jerusalén y diez años después, convertido ya en un aguerrido veterano de los cruzados, salva la vida a Saladino, el hombre que ha jurado liberar la Ciudad Santa de los invasores francos. Con esta acción, Arn forja un vínculo de amistad con su supuesto enemigo, al que aprende conocer y respetar. En 1192, Arn vuelve a su tierra con grandes proyectos y una enorma fortuna para realizarlos. Ansía reencontrarse con su amada Cecilia para formar una familia y desea la paz para formar una familia y desea la paz entre los linajes enfrentados. Gracias a todo lo que Arn ha aprendido en sus años de exilio y al grupo de constructores, artesanos y médicos, tanto cristianos como sarracenos, que ha traído consigo, forjará la creación del reino de suecia y el inicio de una nueva época en toda Europa.