Un plan para acabar con la vida de Enrique IV difícilmente puede llevarse en absoluto secreto en una Francia que a principios del siglo XVII está plagada de espías y confidentes, pero aun así la idenntidad de los conspiradores es un auténtico enigma. Thomas de Pommone, conde de Nissac y el más excelso marino al servicio de la Corona, será el encargado de llevar a cabo la investigación, pero no por ello se le eximirá de sus otras misiones: limpiar el Levante de piratas y hostigar a los españoles.
Es una apasionante historia que va medio camino entre el thriller histórico y la mejor tradición de novelas de aventuras, donde el escritor tiene la capacidad para construir tramas subyugantes y repletas de acción, así como un impresionante repertorio de elementos para construir una apasionante historia. La trama es muy entretenida y está llena de duelos de espadachines, batallas navales, abordaje, encuentros secretos, atentados, conspiraciones, crímenes, amores apasionantes, celos y envidias, que hacen de esta novela una gran obra literaria. Me gustó mucho y la recomiendo a los amantes de las novelas de aventuras.