EL GRITO SILENCIOSO

Tener algo que contar y escribirlo son tan distintos que la mayoría ya escribe sin tener nada que contar, así de simple. Kenzaburo vomita una historia de búsqueda y realización que suena a propia y necesaria a través de una magistral novela "road movie" o de iniciación, pero maravillosa, casi imposible, en un Japón poco habitual, rural pero muy apartado, aun más, de todo lo que entendemos como Japón aquí, o tradición o modernidad, pero no es nada de eso, es de verdad. Si, me ha fascinado, aunque es difícil, la abandoné hace años y después de un esfuerzo desesperado he logrado leer una de esas historias, de esas novelas que te dejan marcado, apabullado quizás.

Es una novela brutal desde la primera página, que los narra el punto de vista de un hombre sumergido en un poso de agua, abrazado a un perro y con un monólogo de sufrimiento psicológico puro. La literatura de Kenzaburo es cruda, sucia he inigualable. Dónde cada costra, herida y pecado tiene más peso en la vida de los personajes que sus virtudes. Los personajes de la novela están rotos, son seres grotescos que viven con sus pecados, algunos los glorifican y otros tratan de vivir a dirás penas con ellos. Lo que produce una sensación de morbosidad al seguir leyendo, pero que se compensa con la profundidad psicológica y el análisis de los mismos por parte de los pensamientos del protagonista. Es un libro con una densidad moderada, que requiere mucha paciencia y que sin duda, te deja con una visión muy oscura del mundo. Es recomendable solo a lectores que les guste el género psicológico, el realismo sucio y el existencialismo.

Extremadamente gráfica, visceral, cruda y psicológica. Uno de los relatos más fascinantes y complejos que he tenido el gusto de leer. Descripciones insólitas, por ejemplo el ano con una pequeña cicatriz de la esposa, en un intento de querer practicar sexo anal. Muy simbólica, todo gira en torno a la (des)esperanza, el suicidio, la discapacidad y la contraposición de dos hermanos.

Una de las novelas esenciales en la creación literaria del Nobel japonés Kenzaburo Oé es Man’en Gannen no Futtoboru, titulada en español como El grito silencioso y ganadora del Premio Tanizaki el mismo año de su publicación. A lo largo de esta novela oscura y extremadamente simbólica, en la que retoma elementos de su propia biografía como su infancia en Shikoku y el trauma que le produjo la discapacidad psíquica de su hijo Hikari, Oé vuelve a ahondar en los abismos del ser humano para buscar, entre la decadencia y la desesperación en la que se hayan sumidos sus personajes, la “esperanza” que toda persona necesita en la vida, concepto clave y recurrente en la obra. La violencia y la culpabilidad se conjugan en una historia de vuelta a las raíces que transciende el tiempo y que parece repetirse de una generación a otra para "gritar” su verdad al mundo. El grito silencioso narra el reencuentro de dos hermanos de caracteres diametralmente opuestos y de su intento de comenzar una nueva vida en su pueblo natal a iniciativa de Takashi, el impulsivo hermano menor recién llegado de Estados Unidos. Mitsusaburō, el mayor y narrador de la historia, termina aceptando su propuesta con la esperanza de escapar del pozo de locura en el que le están haciendo caer el insólito suicidio de su mejor amigo y su reciente tragedia familiar: la discapacidad que sufre su hijo a raíz de la extirpación de un tumor cerebral. El conflicto central de la novela gira en torno la compleja relación filial de los Nedokoro y a sus respectivos traumas personales, a través de los cuales Oé critica el sinsentido de la violencia y el peligro de la acción ciega e impulsiva de las masas, además de ofrecernos un profundo análisis de culpabilidad bajo distintos planteamientos. La prosa de Oé se distingue por su estilo sobrecogedor y la dureza de un lenguaje muy visual, capaz de expresar el dolor humano más punzante. Este libro figura entre mis grandes favoritos de la literatura japonesa y universal.