EL GRAN ROJO

Viajamos a Frankfurt para conocer a nuestro protagonista Mascarell: joven detective al que una misteriosa mujer le contrata para encontrar a Gerald. ¿Quién es esta persona? ¿Qué relación tiene con la mujer? Y lo más importante... ¿Cómo va a encontrarle solo con su foto? Por otra parte conocemos a Ayla, una adolescente de dieciséis años que acaba de perder a su hermano. La autopsia determina que la causa del fallecimiento ha sido una sobredosis. Esta noticia la recibe el día de su cumpleaños, el mismo día que había marcado en el calendario para dejar de traficar, dinero que utilizaba para ayudar a la economía familiar. Tengo sentimientos encontrados con esta lectura. Por una parte la idea, la trama me resulta bastante buena. Los personajes están muy bien caracterizados y tienen formas de actuar o de expresarse que me han sacado más de una sonrisa con su espontaneidad tan cercana. Pero por otra parte se me ha hecho demasiado lento. Quizás por qué hay uno de los personajes principales con el que no he llegado a congeniar ya que sus actuaciones y formas de pensar me resultan más propias de una persona de mayor edad. Es un libro que trata temas interesantes como por ejemplo las drogas y la dependencia hacia ellas con las consecuencias tan duras que pueden tener para toda una familia. Como conclusión ha sido una lectura entretenida con demasiadas vueltas para desembocar en un final que aunque me ha gustado también ha costado llegar a él.

Leer a Benito Olmo es sinónimo de pasar un rato fantástico. "El gran rojo" nos muestra la vida, o mejor dicho como se las gasta Mascarell, un detective de lo más curioso, para poder llegar a fin de mes sin ningún imprevisto. En una de estas situaciones acepta el trabajo de encontrar a una determinada persona que anda desaparecida sin saber que su vida, una vida tranquila, se convertirá en una carrera contrarreloj. Pero no estará sólo. Contará con la ayuda de Ayla, quien también anda tras la pista de la misma persona pero por otros motivos muy diferentes a los de Mascarell. Benito nos invita a darnos un paseo por la ciudad de Frankfurt para visitar los bajos fondos de la ciudad. La novela está escrita en dos tiempos verbales: cuando es Mascarell quien habla, lo hace en presente; mientras que, cuando es Ayla quien habla, lo hace en pasado.

Al igual que sus otras novelas, me ha tenido enganchada hasta la última página. El poder de descripción de Benito Olmo te hace viajar a cada uno de los escenarios que dibuja en sus obras. He paseado por Frankfurt desde mi sillón. Los personajes de la trama, bien definidos y fácil de imaginarlos. En fin, el detective Mascarell pasa a formar parte de mi lista de personajes a seguir.