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Sinopsis de EL DESCUBRIMIENTO DEL TITANIC

2 reseñas sobre el libro EL DESCUBRIMIENTO DEL TITANIC

Robert "Bob" Duane Ballard (30 de junio de 1942) es un famoso oceanógrafo, más conocido por su trabajo en arqueología submarina en 1985 descubrió los restos del RMS Titanic. Este libro se edito en varios idiomas a lo largo de todo el mundo y es la investigación que posibilito dichos descubrimientos, tiene el valor de haber sido hecho en una época antes de internet como medio masivo de comunicación. Una muy edición, con excelentes fotografías. En el verano de 1985, Ballard estaba a bordo del barco de investigación francés Le Suroit que estaba usando el revolucionariamente nuevo sonar de barrido lateral para encontrar los restos del Titanic. Cuando el barco francés se retiró, Ballard fue transferido a un barco de la Institución Oceanográfica de Woods Hole: el Knorr. Menos conocido es que este viaje era financiado por la marina estadounidense y tenía por misión el reconocimiento secreto del naufragio del USS Scorpion, un submarino nuclear que se había hundido en las proximidades. Después, Ballard tuvo vía libre para buscar el Titanic. El Knorr llegó al lugar el 22 de agosto de 1985 y desplegó el Argos. El Argos era un sumergible no tripulado que podía ser usado en aguas profundas. El plan de Ballard era recorrer el fondo del océano con el Argos, no buscando un barco, sino escombros. Muchos expertos sobre el Titanic habían afirmado durante mucho tiempo que mientras el barco se hundía, habrían llovido escombros sobre el fondo del océano. El equipo de Ballard se fue turnando en la monitorización de las imágenes de vídeo desde el Argos, mientras iniciaba su búsqueda en el monótono fondo oceánico dos millas abajo. En las primeras horas de la mañana del 1 de septiembre de 1985, los observadores apreciaron cambios en el habitualmente homogéneo fondo oceánico. Al principio parecían pequeños cráteres de impacto. Posteriormente fueron avistados escombros y se despertó al resto del equipo. Finalmente, una caldera fue descubierta y poco después el propio casco. El equipo de Ballard hizo un rastreo general del exterior de la nave y observó su estado, confirmando que el Titanic se había partido en efecto en dos y que la popa estaba en peores condiciones que el resto del barco. El equipo no tuvo mucho tiempo para explorar, puesto que otros estaban esperando para usar el Knorr en otras misiones científicas, pero su fama estaba ya asegurada. Ballard también había planeado mantener la localización exacta como un secreto para evitar que cualquiera pudiera reclamar objetos. Ballard consideraba el lugar como un cementerio, y se negó a profanarlo quitando objetos del naufragio. El 12 de julio de 1986, Ballard y su equipo regresaron para hacer el primer estudio detallado del pecio. Esta vez, Ballard se trajo al Alvin, un sumergible de aguas profundas que podía albergar una pequeña tripulación. Alvin fue acompañado por el Jason Junior, un pequeño vehículo de control remoto que podía pasar a través de pequeñas aberturas e investigar el interior del barco. Aunque la primera inmersión (tardó dos horas en llegar abajo) tuvo problemas técnicos, las siguientes inmersiones fueron muchos más exitosas y produjeron un detallado historial fotográfico de las condiciones del naufragio.


Todos conocemos la historia de esta tragedia, pero el relato de la búsqueda y el descubrimiento de los restos del naufragio es fascinante. Se revive la historia y la costumbres de una época. 1988