En un mundo pequeñito donde se mueven pocos centenares de personas, afanadas en la diaria rutina de subsistir, ocurren acontecimientos que no adquieren trascendencia universal, pero que, sin embargo, reflejan las pasiones, los anhelos, las inquietudes de todos los hombres y de todos los lugares de la tierra. En ese pequeño mundo que desarrolla la novela, destacan dos personajes, cuyas sombras podrían cubrir muy vastos territorios: el cura don Camilo, consejero espiritual de la pacífica grey aldeana, y el comunista Peppone, alcalde de la villa, en virtud de una victoria comicial de los «rojos». Este hecho trastorna la existencia de la aldea y plantea problemas nunca sospechados.
" ...los hombres son criaturas desdichadas condenadas al progreso, el cual tiende irremediablemente a sustituir el viejo Padre Eterno por las novísimas fórmulas químicas."