En la descripción clínica de la fibromialgia, también encontramos estos signos clínicos considerados por Freud y la etiología propuesta por Beard de un agotamiento del sistema nervioso que por lo demás podría también ser resultado tanto de factores somáticos como psicosociales. Se señala la insatisfacción libidinal atribuída a la ausencia de capacidad de placer (anhedonia), lo que aproximaría desde este punto de vista a la neurastenia con las neurosis. La fenomenología del dolor remite, como pone de relieve el estudio de Santiago Castellanos, a estructuras, a tipos y a fenómenos clínicos variados, razón por la cual conviene tener muy presente que se trata de distinguir de las formas clásicas de conversión histérica, los embrollos del cuerpo presentes en las psicosis ordinarias, sin olvidar los fenómenos psicosomáticos, y las formas hipocondríacas propias de estados delirantes. Y, aunque no exista un continuum en esta serie, sí hay una clave que puede articularla: la ausencia o la presencia del sentimiento de la vida en la juntura íntima sujeto que permite interrogar la forma que pueda tomar el afecto de indefensión y de desesperanza (vale la pena recordar aquí el lugar central que Lacan dio a la Hilflosigkeit freudiana como correlato del trauma). El afecto más frecuente y patente entre los sujetos que padecen de fibromialgia es justamente la indefensión. La investigación de Santiago Castellanos pone de relieve la incidencia de la forclusión del sujeto en la construcción del discurso de la ciencia y sus efectos corrosivos en pacientes que consultan habitualmente a las gentes de medicina (para usar el afortunado término de François Leguil).