DIES IRAE

Segunda entrega de la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne. Y qué decir? Si con la primera parte, Memento Mori, quedé maravillada y con absolutas ganas de más, en esta ocasión estoy aún más admirada. Según empecé a leer llegó un momento que pensé me había equivocado de novela. Estaba asistiendo a un circo de tres pistas, no sabía bien a donde mirar ni cual me producía mayor intriga e incluso desconcierto. Pero todo fue encauzándose en una estudiada y sorprendente trama. Si en Memento Mori toda la acción discurría en Valladolid y pinceladas en el país Vasco, ahora nos adentramos en la zona de los Balcanes (entre otras), con lo que ello conlleva habida cuenta del proceso tan cruento que se ha vivido allí. Si la novela negra y policíaca en sí nos atrapa con su asesino en serie en toda regla, su inspector perseverante, su psicólogo cooperador en ambas direcciones.... qué decir de toooodo el resto, qué de historias, qué de aprendizajes... Cómo me gusta Pérez Gellida... Estoy deseando imbuirme en la tercera parte!!!

Segunda entrega de la trilogía "Versos, canciones y trocitos de carne". Tan magistral y absorbente como su predecesora y en la línea narrativa y estructural de Pérez Gellida. Gellida es capaz de mantenernos tan absotos en sus novelas como para pasarte tu parada de bus o metro, o como para llegar al trabajo con más sueño de lo habitual por no poder soltar el libro y dejar aparcado a sus personajes. En está entrega, con los habituales personajes de la primera, nos mete de lleno (con muchísimo acierto y más documentación todavía) en el conflicto de los Balcanes paralelo a la época que viven los personajes nombrados. Ya es un hábito de este genial escritor vallisoletano sumergirnos en las andanzas de sus personajes paralelos a hechos históricos, como el conflicto de los Balcanes (como acabó de nombrar) o la Guerra Fría, ola RDA de los 80 tras el telon de acero.

La primera parte de la trilogía me sorprendió y me gustó, y esta segunda parte me ha parecido superior a la primera, más creíble y mejor. Para empezar, hace una disección de la Guerra de los Balcanes que ha hecho que entienda el sinsentido que fue aquello, aunque no haya dios que entienda qué pasó, pero bueno, aquí queda explicado y muy bien además. Los personajes siguen siendo los mismos, con lo cual, no hay añadidos artificiales y eso que la historia se desarrolla en Italia y Belgrado, pero no hay elementos extraños nuevos, además, me encantan las novelas que incluyen a personajes reales y aquí aparecen "ilustres" y desgraciadamente personas? reales. La historia avanza y descubrimos las relaciones entre Carapocha y Augusto, de dónde vienen y adónde van y la persecución del policía Sancho, que no olvida lo que pasó en la primera parte. La escritura es rápida, amena y cuando hay que salpicar con sangre, se salpica y a otra cosa que para algo leemos novela negra. Por si todo esto fuera poco, está frase está en la novela "Ya, como en Sevilla si no podés una Cruzcampo...- Estamos hablando de cerveza, no de orines espumosos a baja temperatura. Hasta en Rusia hacemos mejor la cerveza", que no se enfade nadie, pero Carapocha es un gran tipo y con buen gusto. Pero hay que poner un pero que es el final, me he quedado un poco con cara de tonto, así que tendré que leer la última de la trilogía.

Seguimos la persecución de Sancho, cada vez más caótica y accidentada, Recorremos Trieste y Belgrado, surgen nuevos personajes, la trama se sigue enrevesando, la acción no para, la lección de historia, sublime. Carapocha y su equipo, Sancho y su aventura, Orestes y sus secretos, la máquina está fuera de control. Voy a tener que seguir enganchado al estilo Gellida.

Tenía muchas ganas de continuar con esta segunda parte pero, la verdad, es que me ha decepcionado bastante. Se ha hecho largo y bastante tedioso. Aún no le he encontrado el sentido a esos excesos de información que, si bien en su primera parte se hacían soportables, aquí ha sido todo lo contrario. Jamás he saltado páginas de un libro... hasta hoy. No me apetece para nada continuar con la trilogía y de hecho, no creo que la continúe

Segunda novela de la trilogía versos, canciones y trocitos de carne de César Pérez Gellida. El autor nos transporta esta vez a los Balcanes; el recuerdo de la cruda guerra pone de manifiesto la complejidad de la paz social que hubo en la antigua Yugoslavia. Era un puzzle frágilmente tejido que saltó por los aires en los años 90. El inspector Ramiro Sancho viaja a Trieste tras de su obsesión por atrapar al escurridizo Augusto Ledesma. Es esta segunda parte de la trilogía una novela de mucha actividad, con gran variedad de escenas y de personajes. Adictiva y muy interesante. Merece la pena.

Fantástica segunda entrega. Te va sacudiendo a cada vuelta de hoja. Me confieso Gellidista y esto solo acaba de empezar.

Muy bueno