«El cuerpo del arte: campo de batalla, laberinto, o arma peligrosa. No hay duda alguna de que se trata de un asunto muy difícil de sistematizar. [...] »Me parece, en fin, que este libro es también como un conjunto de instalaciones más o menos ideales, con artistas y obras relacionadas con el cuerpo humano. Los capítulos de Corpus solus se encadenan de alguna manera entre sí y pretenden dibujar en conjunto algo parecido a un mapa corporal, pero tienen también la autonomía relativa que solemos asociar con el género exposición temporal.»