Tras recitar sus poemas en una velada literaria en Dublín, Frances y Bobbi conocen a Melissa, una atractiva escritora que quiere publicar un reportaje sobre ellas. Estas dos universitarias que en el pasado fueron pareja se verán atraídas hacia ella y su marido Nick: un matrimonio acomodado que se acerca a la cuarentena y con el que terminarán formando un complejo ménage à quatre. Ambientada en la bohemia artística irlandesa, esta historia de amores libres y relaciones ambiguas ofrece un retrato honesto de una generación que rechaza las etiquetas impuestas. Entre presentaciones de libros, estrenos teatrales y vacaciones en la Bretaña francesa, las conversaciones de los personajes convierten el debut de Sally Rooney en una novela de ideas marcada por unos diálogos ocurrentes y un hábil sentido del humor. La autora indaga en las delicadas crueldades de la interacción humana en una obra inteligente sobre la amistad, el deseo y los celos. Mientras sus personajes descubren el poder que tienen sobre los otros, Rooney articula una adictiva historia sobre el funcionamiento de la inocencia, el impacto de la infidelidad y el espejismo del libre albedrío.
En ese momento me invadió una extraña incapacidad de reconocerme a mí misma, y me di cuenta de que no podía visualizar ni mi rostro ni mi cuerpo. Era como si alguien hubiese utilizado la goma de un lápiz invisible para irme borrando suavemente de pies a cabeza.
De pequeña, como me costaba hacer amigos, fantaseaba con la idea de que era más lista que todos mis profesores, más lista que ningún otro alumno que hubiese pasado nunca por la escuela, un genio camuflado entre personas normales.
En eso consistía la vida: en las tareas con que nos distraemos mientras eso que esperamos sigue sin llegar.
"Solo soy una persona normal, dijo. Cuando te gusta alguien, le haces sentir que es diferente del resto".
- Se puede querer a más de una persona. - Eso es discutible - ¿Por qué tendría que ser diferente de tener más de un amigo? Tú y yo somos amigas, pero tú también tienes otras amistades, ¿significa eso que no me aprecias realmente?
Rompí a llorar. Estaba bien llorar porque nadie podía verme, y yo no sé lo iba a contar a nadie