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BIOGRAFÍAS Y MEMORIAS

CONFESIONES DE UN INGLES COMEDOR DE OPIO

THOMAS DE QUINCEY

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Sinopsis de CONFESIONES DE UN INGLES COMEDOR DE OPIO

Describiendo las surrealistas alucinaciones, insomnio y visiones de pesadilla que experimentó mientras consumía grandes dosis diarias de láudano, el legendario relato de Thomas De Quincey sobre los placeres y los pesares del opio forjó un vínculo entre la autoexpresión artística y la adicción, y allanó el camino para futuras generaciones de escritores que experimentaron con el consumo de drogas, de Baudelaire a Burroughs

2 reseñas sobre el libro CONFESIONES DE UN INGLES COMEDOR DE OPIO

Confesiones de un inglés comedor de opio, de Thomas de Quincey Un libro autobiográfico, donde el autor nos describe su experiencia de vida y su adicción al opio, utilizándolo por 17 años y abusando de él por 8 años más. Intenta con esta obra demostrar que es posible renunciar a esta sustancia, a la vez que se esfuerza por mostrar mitos y realidades en cuanto a su consumo. Fue escrito a inicios del s. XIX, la redacción es clara y no complicada para seguir, aunque no es muy atractivo. Me llama la atención la tendencia a no mencionar nombres reales y en su defecto usar Iniciales o puntos suspensivos, como si los demás no pudieran saber a quién se refiere, al menos las personas cercanas o de la misma ciudad. Supongo que es costumbre de la época, pues lo he notado en otras obras de ese tiempo. Leído en mayo 2022


Las drogas como el alcohol, el tabaco, el opio y el cannabis se han consumido durante miles de años en todo el mundo. Es peligroso y dañino porque actua sobre el sistema nervioso central, provocando una alteración física y/o psicológica, la experimentación de nuevas sensaciones o la modificación de un estado físico, y que posee la capacidad de generar dependencia. Esta novela es una narrativa autobiográfica del autor inglés, qué no sólo resultó ser un relato interesante, sino que ha sido útil e instructivo. Y el objetivo final de estas Confesiones es advertir al lector de los peligros del opio, y combina el interés de una exposición periodística de un mal social, contada desde el punto de vista de un adicto, con una imagen un tanto contradictoria y seductora de los placeres subjetivos de la drogadicción. Y quiere demostrar además que es posible renunciar al opio disminuyendo la cantidad con bastante rapidez, sin que los sufrimientos excedan lo que es capaz de soportar un hombre de fuerza de voluntad corriente. La obra relata los primeros años de De Quincey como estudiante precoz de griego, su huida de la escuela primaria y sus posteriores aventuras entre los marginados y prostitutas de Londres, sus estudios en la Universidad de Oxford y su introducción al opio en 1804, que fue el comienzo de una larga adicción al opio, cuyos efectos en su mente se revelan en descripciones notablemente vívidas de los sueños y visiones que experimentó mientras estaba bajo su influencia. El libro comienza con un relato autobiográfico de la adicción del autor. Y como el opio se convirtió para él en un objeto de uso diario, no fue con la intención de gozar de un placer, sino, por el contrario, de mitigar el dolor en su grado más intenso. Él sufría de dolores insoportables debido a una afección al estómago, producto del hambre que padeció de niño. Luego describe con gran detalle los ensueños eufóricos y altamente simbólicos que experimentó bajo la influencia de la droga y relata las horribles pesadillas que eventualmente le produjo el uso continuo de la droga. La prosa altamente poética e imaginativa de las Confesiones la convierte en una de las obras maestras estilísticas perdurables de la literatura inglesa . De Quincey era un personaje extraño pero era notablemente inteligente. Desde pequeño amó la filosofía, el griego y la literatura, especialmente la poesía de Wordsworth. Como nos cuenta en Confesiones, uno de sus maestros de escuela observó: “ese muchacho podría arengar a una turba ateniense, mejor que tú o yo podríamos dirigirnos a una turba inglesa”. Tras diecisiete años de uso del opio, el escritor emprendio el proceso feroz de desintoxicación, porque se dio cuenta de que moriría si seguía consumiendo opio, por tal razón decidió, por tanto, morir si era preciso en el intento por librarse de él". A pesar de su voluntad, reconoce, en el brillante final de su obra, que: "Mis horas de sueño siguen siendo tumultuosas" y las puertas del paraíso le parecen, de acuerdo al verso de John Milton: "Llenas de rostros terribles y brazos de fuego". El opio llegaría a dominar la vida de De Quincey; aunque sorprendentemente vivió hasta los 74 años. Pero terminó, no sin pagar un alto precio, alejado de los tentáculos del opio y murió un lluvioso atardecer en Edimburgo, tras una agonía de varias horas. En la pesadilla del desenlace habrá visto la figura de Ann iluminada por los faroles de Oxford Street, buscándolo con el rostro diáfano y una copa de vino en la mano. Adjunto un testimonio de Nevada referente al opio: Neruda, en su etapa oriental y residenciaria, incluye en las Memorias un par de páginas dedicadas al opio: "Fumé cuatro pipas y estuve cinco días enfermo, con náuseas que me venían desde la espina dorsal, que me bajaban del cerebro... Y un odio al sol, a la existencia... El castigo del opio...". De Quincey, Baudelaire y Neruda rechazaron el 'veneno sagrado' porque se apodera del ser y, lejos de potenciar su capacidad onírica, termina abatiéndola y transformando a su huésped en un prisionero.


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FRASES DEL LIBRO CONFESIONES DE UN INGLES COMEDOR DE OPIO

"La vejez corrompe y agosta miserablemente las dulces caridades del corazón humano".


Publicado porDafatota

"En muchos oficios una conciencia representa una carga más onerosa que una esposa o un coche".


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