La extraordinaria riqueza geográfica, histórica, cultural y social de los países americanos aparece fielmente reflejada en sus canciones. Si bien es sabido que el proceso de educación musical propiamente dicha se inicia con la toma de conciencia que el niño realiza de los elementos musicales contenidos en su propio cancionero tradicional, se deberá procurar al mismo tiempo que amplíe progresivamete su mundo sonoro, de la misma manera en que va extendiéndose cada vez más el ámbito de sus experiencias e intereses generales a partir de aquello que le es más próximo. Para lograr este objetivo, nada mas apropiado que la infinita variedad melódica y rítmica del cancionero de América, donde no se encuentran repeticiones ni lugares comunes.