“Billie Luna Galofrante” (Grupo Norma, 2008), de Antonio Malpica, cuenta la triste y normal historia de Billie, una madre de dos diablillos, viuda y presa de sus interminables compromisos, quien, una tarde mientras intentaba bajar a su hijo de una jacaranda, recibe la llamada de su madre diciéndole que su padre, tras un coma de 19 años, por fin había despertado
He leído con ésta, ya cuatro historias de Malpica y sigo deleitándome en ellas. Una historia llena de cotidianidad pero, a su vez, llena de una magia que sólo el compás "juguetón" del jazz puede acompañar. Billie es ese "yo" lleno de pendientes y cosas por hacer que no tiene tiempo ni siquiera para vivir; las melodías de Dizzie Gillespie son las que rompen con esa rutina maldita y le enseñan a valorar lo que realmente es la vida y que pasa ante sus "narizotas". La mejor recomendación que puedo hacer es, precisamente, que mientras leen, escuchen la pieza musical que da título a cada capítulo y el ambiente será ¡Exquisito! De hecho he creado una playlist con las canciones que aparecen a lo largo de la historia y es simplemente sensacional.
Es que la verdad, carnala, para creer... Es decir, para creer en serio, a veces los ojos estorban. Los sentidos estorban.
Debes saber que hay cosas, que se mantienen vivas por una sola razón: la fe que se tenga en ellas.
La creación de algo nuevo no se realiza con el intelecto sino con el instinto de juego que actúa por necesidad interna.
Supuse que la felicidad es un sentimiento al que cuesta trabajo renunciar y al que, igualmente, se acostumbra uno inmediatamente.