Como enseña Horacio Quiroga en su Manual del Perfecto Cuentista, lograr un cuento atractivo para el lector exige sabiduría, perseverancia y, posiblemente, ciertos trucos. Al parecer, Pablo Laborde recibió alguna inspiración celestial del eximio maestro rioplatense, ya que en esta obra, Bilis, expone diez muestras genuinas y logradas de esta poética tan singular. Una vez que el lector muerda el anzuelo de las primeras líneas, caerá en las hábiles redes tramadas por el autor, al punto que llegar al final dejará de ser una posibilidad para convertirse en una exigencia. EDUARDO ZAMORANO