Sinopsis de Antojo de violetas

Así pasa con nosotros, los criados. Nadie te presta mucha atención: eres casi invisible, como el mobiliario; sin embargo tú oyes una conversación por aquí y añades un poco de chismorreo por allá. Un escritorio se ha quedado abierto y encuentras algo, algo que no debías haber encontrado. Biddy Leigh, impulsiva ayudante de cocinera en la imponente mansión de Mawton Hall, desea fundar una familia con Jem Burdett y abrir su propia taberna. Pero cuando Sir Geoffrey, su anciano señor, se casa con la joven y enigmática Lady Carinna, Biddy se dejará arrastrar, sin darse cuenta, por un mundo de maquinaciones, secretos y mentiras. Obligada a acompañar a su nueva señora a Italia, Biddy lleva consigo un antiguo libro de recetas caseras, La joya de la cocinera, en el que toma nota de sus observaciones. Al verse enredada en un horrible complot, Biddy se da cuenta de que los secretos que guarda tal vez sean la clave de su supervivencia… o, tal vez, de su perdición. Antojo de violetas es una historia apasionante sobre un misterio, una obsesión y la buena mesa.

2 reseñas sobre el libro Antojo de violetas

Novela sin muchas pretensiones, entretiene sin más


Biddy Leigh nos contará en primera persona y de manera cronológica en las páginas de su diario las vivencias y experiencias en las que se verá involucrada. Por medio de cartas se nos hará llegar las impresiones de otros personajes y, en algunos capítulos narrados en tercera persona conoceremos a otro personaje, si bien secundario, importante en las andanzas de esta ayudante de cocina en ocasiones avispada y en otras ingenua e inocente. Acompañaremos a la protagonista desde 1772 hasta 1778, siendo partícipes de su evolución, conociendo sus sentimientos, pensamientos, anhelos y temores. Cada capítulo del diario de Biddy comienza con una receta de un libro de cocina que la acompaña en su viaje: La joya de la cocinera. Cada receta va estrechamente relacionada con algún acontecimiento del capítulo donde este plato aparecerá a veces de manera sutil y otras siendo el completo protagonista. Otros capítulos corresponden a la correspondencia privada del señor Pars y otros pocos —los narrados en tercera persona— al señor Loveday. Desde cada uno de ellos podremos conocer mejor el mundo de cada personaje que forma la obra, pudiendo comprender quizá mejor su manera de actuar y reaccionar ante ciertas situaciones. El estilo empleado por la autora es sencillo, sin utilizar un vocabulario complicado ni excederse en las descripciones aunque cabe destacar el magistral uso del símil llevándolo a los términos culinarios que tan adecuados son para esta historia. La autora se ha documentado sobre viajes, vestuario, posadas y recetas de la época consiguiendo así una historia verosímil, ambientada en un mundo de criados y señores, donde las formas y el lenguaje delatan en cada momento la posición social de cada uno mucho mejor que las ropas que puedan cubrirles. Viajaremos en carruaje y barco por Inglaterra, Francia e Italia, conociendo sus costumbres, vestimenta, estilo de vida y, lo más importante, su comida. La estética de la portada fue lo primero que llamó mi atención: un delantal blanco en cuyo interior se encontraba el título, el nombre de la autora y la frase donde constaba la ambientación. Alrededor del delantal aparecían múltiples objetos que evocaban a las series históricas con un toque de misterio en los frascos con calaveras con tibias cruzadas. Hay un detalle al que ahora doy vueltas pues se ven cuatro insectos voladores que me generan sentimientos enfrentados porque, si son moscas, me recuerdan una escena algo amarga y cruel pero, si son luciérnagas, evocan otra mucho más bonita y llena de dulzura. Si bien el títulos según iba leyendo me parecía quizá algo que no encajaba con la historia, poco a poco fue cobrando sentido, convirtiéndolo en algo emotivo al llegar al final de la lectura. Es un libro que poco a poco va revelando sus misterios, al igual que los platos van presentándose a su debido momento en un buen banquete.


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