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Sinopsis de ANATOMIA DE LA MELANCOLIA III

1 reseñas sobre el libro ANATOMIA DE LA MELANCOLIA III

Reseña tomada de mi instagram @palabras_sin_prosa Por fin el cuatrimestre acabó y pude retomar las lecturas que tenía en standby, pues por más que lo quise, la materia que tomé este cuatrimestre me tuvo leyendo como si no existiera nada más aparte de ella. Uno de los libros que dejé en suspenso fue Anatomía de la melancolía, escrito por Robert Burton en 1621 y compendiado por Ediciones Winograd. Lo que sabía de este libro se reducía a referencias hechas por otros autores, por ejemplo, Borges, quien en su momento lo citó como una de sus obras favoritas. Con ese dato en mente, cuando supe que había una copia disponible en Aristipo libros, me lancé de cabeza a comprarlo y no me arrepentí, pues ¿para qué vamos a andar con cosas? los misterios que rodean a la melancolía siempre han bailado alrededor nuestro y se nos ha hecho difícil entender qué es lo que realmente la dispara, envenenando el aire que respiramos. Entender la melancolía es descifrarnos a nosotros mismos en nuestra fragilidad más descarnada. Cuando Burton escribió esta extensa obra, la melancolía estaba catalogada como una enfermedad (“epidemia universal”) y, por lo mismo, entre sus causas se contaban algunas fisiológicas, otras sociales, filosóficas, religiosas e, incluso, astrológicas. Cada una de estas detalladas en las tres particiones que componen esta breve edición y con la finalidad primigenia de diagnosticar, prevenir y curar este mal que, según el autor, afecta a todas las personas, dejando fuera solo a los “tontos” y los estoicos. Burton se consideraba a sí mismo como un melancólico y, como buen hombre de su tiempo, veía al mundo como un lugar precario, lleno de peligros y cada vez más alejado de la mano de Dios. Por lo mismo, para él se hacía completamente necesario contar con una especie de manual que permitiese un acercamiento a la melancolía no tan solo como un natural estado pasajero -el cual llega a considerar inofensivo y hasta bello- sino del hábito melancólico como condición crónica que aqueja la vida de una persona. Es una lectura bastante interesante de principio a fin, pues es inevitable contrastar todo lo que sabemos en la actualidad sobre este estado crónico (diagnosticado posiblemente como depresión y otras variantes de esta) con las maneras de abarcarlo que surgieron en el siglo XVII, entre las cuales se contaban hasta menciones mitológicas y mágicas. Me gustó mucho la digresión sobre los estudiosos y su predisposición a la melancolía por la búsqueda incansable del conocimiento (que los alejaba de una vida de gozos mundanos) y la pobreza que se generaba como parte de este “círculo vicioso”. Lo único que me hizo engorrosa la lectura, a modo bastante personal y porque no manejo el idioma, son las constantes frases en latín que se intercalan en el texto, pero bueno, al lado se traducen de la manera más fiel al ánimo del autor. “Cambiamos de lenguaje, hábitos, costumbres, maneras, pero no de síntomas de folía y locura; aún son los mismos”. Robert Burton.


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