Y ENTONCES NACÍ YO

Ya no puede uno fiarse de nadie, ni de Gila. Antes de leer este libro le tenía un cierto y entrañable cariño a Gila, después de tantos años de actuaciones en televisión, ¿quién no se ha reído con sus monólogos de teléfono? Pero, después de leerlo, me ha defraudado por completo. Además de todas las mentiras que cuenta, mentiras destapadas por su gran amigo Ángel Palomino: «Ni lo fusilaron mal, ni estuvo preso ni fue exiliado político»; cuando se autoexilió a México, no por «empacho de dictadura» como él aseguraba, si no por escapar de la pensión que tenía que pagarle a su exmujer, se dedicó a menospreciar la historia de España y a España en general. Bastante tenemos con la «Leyenda Negra» creada y publicitada por ingleses y holandeses, que tanto daño nos ha hecho, para que venga este señor a echar más leña al fuego. Una vez constatadas las mentiras vertidas por este señor en su autobiografía, ¿qué creerle? Por si fuera poco, o quizás a causa de ello, la modestia no era precisamente su fuerte, según sus memorias era «el más alto, el más guapo y el más gracioso de todos los humoristas del mundo mundial». Sinceramente me ha defraudado, y mucho.