Merodear críticamente la geografía de la modernidad utilizando como brújula orientadora la abigarrada y compleja trama del pensamiento de Walter Benjamin, haciendo incapié particularmente en la cuestión del mal, conduce hacia diversas tradiciones, nos abre hacia mundos intelectuales y coyunturas históricas de distintas significaciones y alcances. La pluralidad de voces que se dan cita en su escritura, la falta de prejuicio para establecer diálogos con mundos teóricos muchas veces opuestos y hasta enfrentados a su visión política o filosófica suponen, en Benjamin, una estrategia intelectual de primera magnitud, ofrecen, para el lector atento a su obra una de las principales claves de acceso, no sólo a ella sino, más importante aún, a la propia modernidad como tiempo histórico caracterizado por las alquimias y las contradicciones disparadoras de identidades, acontecimientos y figuras epocales decisivas en la configuración de nuestra cultura