Una idea retumba en la cabeza de Esteban: elegir es resignar. Lo piensa durante todo su viaje, mientras recolecta frutas o cuando esquila ovejas. Lo piensa cada vez que escucha las historias de esos inmigrantes que poco tienen que ver con su pasado. En Viaje de disfraces, Sebastián Masquelet propone una deriva vital, colorida, donde la aventura es apenas una excusa para contar emprendimientos que parecen destinados al fracaso, historias de hombres y mujeres anclados en algún lugar del mundo.