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Sinopsis de VER A UNA MUJER

En ellujoso hall de un hotel de Saint Moritz, en pleno invierno, mientras las sombras alargadas del atardecer caen sobre los campos nevados, entre el gentío del bar y las notas de jazz se cruzan las miradas de dos mujeres. De ese instante surge una pasión dolorosa y fascinadora, un anhelo que parece irrealizable, y que Annemarie Schwarzenbach relata, con una sensibilidad extrema para describir el deseo que le provoca la desconocida, en estas páginas tempranas de cuando tan solo contaba con veintiún años. Ver a una mujer, descubierto recientemente en el Archivo Suizo de Literatura, presenta, con la fuerza propia de las imágenes de esta viajera incansable, el único texto ubicado en su país natal, un paisaje donde la autora dice sentirse «más liviana que en cualquier otra parte» y al que dice querer «como se quiere a una mujer hermosa».

1 reseñas sobre el libro VER A UNA MUJER

Un librito de apenas cincuenta y seis páginas, más un postfacio y cuyo atractivo reside en la propia autora, nacida en Zúrich perteneciente a una familia de grandes empresarios. Fue una mujer, marcada por su agitada vida, su homosexualidad, sus adición a la morfina, viajera incansable, hizo innumerables viajes que inspiraron su obra, ya que nos dejó sus libros de viajes, que también he reseñado, y sobre todo, conoció y se codeó con los intelectuales del momento y escritores importantes como la familia Mann, cuya amistad se prolongó durante toda su vida y a la que Thomas Mann apodó “El ángel devastado”, acertadísimo nombre que explica a la perfección su manera de estar, ser y sentir el mundo. Viajó mucho y tuvo una gran amistad con la fotógrafa Marianne Breslauer, por la que fue muy fotografiada, que nos dejó preciosas fotos de Annemarie. Breslauer fue otra mujer adelantada a su época y con historias apasionantes. También mantuvo una relación con la escritora Carson McCullers, una de mis escritoras favoritas, en New York, aunque no prosperó y, finalmente, su vida acabó trágicamente en un absurdo accidente de bicicleta. A pesar de haber dejado varios libros escritos, su obra es irregular aunque también apasionada y cuyo tema central es la tormentosa y recurrente soledad. Una mujer atractiva, una vida llena de altibajos, de soledades, pero con grandes amigos, y muchos caminos abiertos. Este es el primer libro que leí, después, todos los demás y las magníficas biografías, y de todos ellos he realizado mis reseñas y las he subido a esta gran plataforma. Aquí, en estas páginas de “Ver a una mujer” es donde Annemarie abre su intimidad, de una desbordante sensibilidad, a través de un encuentro fortuito con una mujer en el lujoso hotel de Saint Moritz, en el valle suizo de la Engadina. Nos descubre la pasión de sentir el amor con el mero cruce de una mirada, un instante que hace surgir el deseo por la desconocida y que Annemarie relata con fascinación. Unas páginas que Annemarie escribió cuando tan solo contaba veintiún años, pero descubierto tardíamente y recuperado del Archivo Suizo de Literatura, donde se encontraba catalogado como “Fragmento sin título”, por su sobrino nieto Alexis Schwarzenbach, en el año 2007.