No es un dato baladí que la filosofía se haya sentido tradicionalmente más cómoda utilizando metáforas crepusculares que natalicias. A medida que la experiencia límite de la muerte ha recibido prestigio intelectual, se ha visto ensombrecido injustamente el hecho del nacimiento, del alumbramiento, de la iniciañ extrañeza infantil antes el peso del mundo.