Un mar violeta oscuro es la historia de una rebelión ante la amenaza de ese destino que parece ineludible, el de muchas mujeres sometidas a las condiciones del tiempo que les tocó vivir, el de tantas protagonistas anónimas que lucharon por ser felices, por ser libres.
Lo empecé porque llevaba ya demasiado tiempo en mi colección. Me ha gustado pero no he llegado a empatizar con la historia, es como si escuchara un cuento y el final me resultó muy tedioso de leer con tanta parafernalia sentimental. Pero bueno, una buena historia y ya está fuera de mi lista de pendientes
Una autobiografia novelada poetica, tragica y llena de miles de metoforas y otras figuras retoricas.
Ayanta Barilli cuenta en este libro la historia de cada una de las mujeres de su familia. Como suele hacerse en algunos casos de la literatura actual ( Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff), los personajes son o fueron auténticos y sus nombres son reales, Por lo tanto , la historia es real envuelta con la pátina de ficción novelada en los casos que la memoria o el tratamiento técnico del argumento, lo requiera. Esta novela fue finalista del premio Planeta y Ayanta es hija del escritor Feranando Sanches Dragó. Tiene un buen pozo de lecturas obligatorias y libres pero le falta un poco de redondez para ser una gran novela, sin dejar de ser por ello una excelente muestra del trato vejatorio del maltrato machista hacia la mujer a través del tiempo no muy lejano... Y lo mucho que nos queda a las mujeres para acabar con ese aprendizaje que hemos vivido en la educación machista.
Me parece una historia sobre la saga de las mujeres de una familia descrita en un tono muy intimo y emotivo. Me ha gustado mucho
Sin palabras para describir este libro. Una historia espeluznante, mujeres de tres generaciones luchadoras, enfrentándose a las adversidades y desavenencias de cada época. Una historia en la que me ha costado adentrarme, quizás porque hasta mitad de la novela no fue cuando entendí la dinámica de narrar de la autora, pasado-presente- pasado. Merecedora del premio concedido, no por la narración en sí, sino por el valor que ha tenido para documentarse y enfrentarse a su propia historia, su dura vida.
Luego pensé que era broma. Más tarde, que era mentira. Y después, que se habían equivocado. Solo podía ser un error, pues todo el mundo sabe que las madres son inmortales
Hay imágenes que son como abrazar a un cactus. Siguen doliendo, aunque hayas quitado una a una las espinas.
Las fragancias del pasado mantienen su aroma intacto. No conocen el olvido, te trasladan de modo súbito a otro momento, a otro lugar.