ESTÍO Y la niña dijo extasiada con las cosquillas de los dedos de su querida que jadea: "¡Amada mía, oh, muero, muero! Tu pecho firme y ardoroso me embriaga y me pesa; y tu fuerte carne que a la embriaguez convida está aromada extrañamente; tu carne tiene el triste encanto de las estivas madureces,- posee sus sombras y su ámbar; tu voz resuena en la ventisca, y tu sangrante cabellera brusca en la lenta noche escapa."