La vida de Willum es un desastre: trabaja como «chico de las tortas» de Symon, el hijo del noble más poderoso de la zona. Su función es recibir cuantos tortazos merezca Symon por su mala conducta, ya que a él no se le puede ni toser por ser el hijo del dueño del castillo. Una esperanza brilla en el horizonte: cuando Symon ingrese en la Academia de Caballeros, él también podrá asistir y su sueño de convertirse en caballero ¡se hará realidad!