Lo cotidiano en su riqueza y alienación frente a una realidad contrastante, vertiginosa, incomprensible, que ofrece compensaciones de lucidez y gracia donde el viajero o el exiliado se moldea a sí mismo en las diferencias. Así el asombro y la conjetura surgen de cada uno de los cuentos de soledad. piedra: la fluidez intensa ante la compañía en la fugacidad y las mentiras cómplices; un telefonema intempestivo del otro lado del océano que entrega el círculo del tiempo(país, costumbres, figuras de infancia y memoria que proyectan certeza cruel y a la vez consuelo); el trance del suicida en un balcón de Barcelona que advierte a una mujer que le observa y emite su nombre; los amantes complementarios en los equívocos importantes; el sueño de los ojos abiertos o incertidumbre de la vigilia. -Sergio González Rodríguez